Star memories

sábado, 30 de abril de 2022

Necesidad emocional

A dear friend of mine was wondering if you got attached to me because of emotional needs. Meaning I'm your source of energy, security and safety and you only need me or love me because of that. 

I guess right now I feel like a ball of vibes who was shut down and you lighted on. And, at the same time your presence feeds the ball to get brighter but you also feed from its source. So you are the fuel and the refractory all at once. 

I know you love me, but I also know I deserve to be loved as much I do love people. So I guess it was not in my imagination when I told you I felt less loved. You said it was because you are not used to, you are shy and new to this relationships world... I guess it might be this other reason instead. I also might be wrong. And of course it is clear we cannot force love into people, nor control if one person loves the other more or less, but I know what I deserve. And it is also not fair for me to be with someone who is not sure if he will be able to love me more than he loves me now in a uncertain future. I can't always live in fear of that.

I did not say you are like Mosta and Yousuf but that you sounded like them, like if you don't care if we're together or not. 

And comparing your previous relationship to what we have does not help. Because it sounds exactly like an emotional need. It feels like, when you feel complete again, when you're back on your feet, you might get rid of me and won't think twice about it. A mean to an end.

I have always been loved halfway. I have never felt completly loved by any men I've been in a relatioship with of any kind. And I promised myself I would not allow myself to ever feel that way ever again. To not settle for any less than what I deserve. 

I really cannot understand why are you with me if you feel like that. Because I would not be with anyone if that's how I feel. Because I know when someone loves halfway, it is nearly impossible to ever love that someone completly. At least in my experience.

And you cannot put that burden in my shoulders saying: "I may feel toxic myself because I think the way I think is not good it’s a bad way and that makes me to be more reserved and not to speak up". Because that is something you need to work on yourself and you cannot pour it over me or blame me for you being more open or reserved if your words hurt me. I cannot do your personal work and my personal work.

There is not point of view from your side to be understood even if you think there is one. It feels more like a "leave it or take it" situation. And I rather leave and love myself the way I was doing before you than expecting you'll be able to see me for what I am one day. That's why I said it's better to know sooner than later. So I can decide if I am willing to take it or leave it before I get more involved because it will be harder for me to get back to my senses after being heartbroken.

And it hurts even more because it feels like you won't even try to fight for me if I leave. Like if you never really loved me.

Either you've explained yourself veeeery poorly or I'm the most naif person in this world. And both could be true and wrong at the same time.

And I know I am an amazing woman and an amazing person. And I know I deeply love you. And I love you well and I love you in a healthy way.

And I am so sorry if you cannot see that or feel the same way I feel about you. Because this is the only way I know how to love someone. And that is the only way I want someone to love me back.

martes, 26 de abril de 2022

Abuela IV

 Querida Puchi,

Llevo sola tanto tiempo que a veces no sé gestionar lo que siento. He conocido a alguien y, aunque sé que le quiero, a veces quiero escapar del dolor. 

Hace unos días, me dijo que le hubiese gustado conocerte para que le contases cosas de mí. Le dije que eso también lo puede hacer mamá, aunque entiendo lo que quiere decir.

Ojalá pudieras conocerle. 

Quizás no es el mejor momento para hablarte de él. A veces siento que los cuidados sólo van en una dirección. Sé que está pasando por un duelo pero, en ocasiones, no consigo entenderle, ni llegar a él. A veces dudo de si realmente me quiere o de si sabe quererme como yo me merezco. Tengo demasiadas cosas que entender de él: su cultura, sus orígenes, su religión (y ya sabes cuánto aborrezco las religiones) y de cómo ha sido su vida hasta ahora. 

Sé que no lo ha tenido fácil, pero nunca he sido muy paciente. Quizás necesito uno de esos paseos a la montaña para perderme, y llorar, y pensar.

Nunca entendí las ataduras a algo que no se puede ver, ni comprobar. El rezarle a un supuesto padre, como quien reza a un fantasma, para que te conceda cosas solamente si él quiere. No tiene sentido.

Yo no le tengo miedo a lo que viene después de este plano. Siempre he pensado que pobres de aquellos que necesiten de la religión para tener un compás moral. No digo que él lo necesite. Es muy buena persona. Pero las cosas que le atan a la religión nos desconectan con demasiada frecuencia. Eso y el hecho de que, este amor que nos tenemos, no está permitido ni por su religión, ni por su cultura, ni por su familia. 

Muchas veces me hicieron sentir como si mis sentimientos fuesen pecado, como si amarme (como pasó con Marco), fuese una mancha en un expediente sentimental; como si amarme (como pasó con Platero o con ese que no merece ser nombrado) fuese algo impensable porque fui un objeto de uso y disfrute sin darme la posibilidad de tomar una decisión por mí misma. De aceptarlo o de dejarlo. 

Antes de Haider (así se llama, abuela), asumí que yo era todo el amor que quería tener. Había aceptado que estaría bien, porque lo estaba, siendo una persona sin pareja, sin un compromiso o responsabilidad emocional de este tipo. 

Pero me acabó ganando poco a poco. Y me he dejado llevar por todo lo que pensé que no volvería a hacer.

Echo de menos sentir que me echa de menos. Últimamente, aunque vivamos en la misma ciudad, tengo una necesidad abrumadora de verle, de estar con él... Y, cuando no siento la misma reciprocidad, me vengo abajo. Porque no quiero depender de nadie. No otra vez. No nunca más. Y es probable que eso, que sólo siento porque no está probado que sea cierto, me incita a empujarle fuera de mi vida, a ahuyentarle para que, si esto fracasa, pensar que yo tenia razón, que no puedo estar con alguien porque me he acostumbrado a estar conmigo misma, que no necesito a nadie porque yo soy todo lo que necesito. 

Este sábado, cuando estuvimos juntos con amigos, no podía dejar de mirarle y sonreír. Le veía feliz, completo y cómodo como nunca antes le había visto. Sentía con cuánto amor y admiración me miraba. Y son esas migajas, las que luego no veo cuando vuelve al lugar oscuro donde habitan sus miedos, su religión y su duelo, las que me hacen querer salir corriendo. Como si sintiese que me quiere a medias o que yo no soy suficiente para traerle hacia la luz. 

Igual es porque, para traerle hacia la luz, tiene que querer. Y yo no puedo tirar de la cuerda siempre porque ya me arrastraron más de una vez. Aunque sé que puedo volver a levantarme.

Creo que también me duele porque, al principio, sentía que nada de lo que hiciera podría alejarle de mí. Pero, desde que empezó Ramadán, empezó a decir que parece que busco excusas para discutir. Y no sé si tiene razón o si, en realidad, no se da cuenta de que yo también ando perdida entre sus propias trampas mentales, que le traicionan entre lo que me ama y cómo me ama y la manera en la que le han dicho que tendría que amar. A lo mejor, mi vaticinio de bruja a principios de mes ("No sé si sobreviviremos a Ramadán") y el hecho de que se acerca la fecha límite de lo máximo que he durado en pareja (tres meses, a los 17 años) también me están jugando una mala pasada.

Hoy es la segunda vez que no le deseo buenas noches porque me he sentido dolida y no me salía del corazón escribir algo que, en realidad, no siento. Y en el fondo pienso que, del mismo modo que yo le di un ultimátum en febrero por no responsabilizarse emocionalmente y acompañarme en mis logros profesionales, él podría también decidir hacer lo mismo por enfadarme con cosas que yo siento que tengo razón y que él no ve de la misma forma. 

Y no estoy dudando de si tengo razón o dejo de tenerla. Pero sí que es cierto que la teoría me la sé muy bien. Que mi deconstrucción y mi feminismo han dado sus frutos en muchos aspectos de mi vida que me acompañan y me empoderan. Pero la teoría no funciona cuando la otra persona viene con cero de práctica. Por eso igual, también, ha podido funcionar hasta ahora. Porque su deconstrucción es un camino que está andando cogido de mi mano. Es sólo que, por momentos, cuando aparecen la dichosa religión y las mentiras que le han contado, hace ademán de soltármela. Y me pongo triste, y me entra la ira, porque esos momentos me hacen revivir los traumas del pasado. Me hacen comparar y mi cerebro no deja de darle vueltas y analizar si estoy viendo patrones que me alertan, de hombres occidentales, en las acciones de un hombre oriental que no tiene ni idea de lo que le estoy hablando porque, aunque tenga 25, para muchas cosas le llevan tratando como un niño durante todos esos años.

A veces pienso, ¿qué puedo esperar de una persona que, hasta ahora, creía que amar a alguien era conocer a una mujer, hablar unos meses con ella y que te apañasen un matrimonio rapidito para poder pasar a la siguiente persona a la que la familia quisiera controlar? Y, si es entre primxs, mejor que mejor, así todo queda en casa. Una persona que, sin conocerme de más de una noche, me dijo que me amaba. Una persona que, cuando nos dimos el primer beso, me lo volvió a repetir. Una persona que, cada noche, me escribe el mismo (puñetero) mensaje como quien repite una cantinela:

"I'm going to sleep babe.
Good night
Take care
Sweet dreams
I love you"

Como si no supiese decir nada más. Robotizado (¿ves a lo que me refiero con discutir por bobadas? Cualquiera persona estaría encantada de que, al menos, alguien se estuviese tomando el tiempo de mandar ese mensaje). 

Una persona que, cuando estábamos lejos, antes de la muerte de su padre, me decía y prometía las cosas más románticas... Y que, a mí, me daban bastante arcada porque, lo que odias en otras personas, suelen ser las cosas que ves en ti. Y, claro, yo hacía tiempo que no veía a esa Bea asquerosamente pastelosa, años. 

Antes de su padre, podía poner en duda sus creencias abiertamente. Perderlo parece que se ha convertido en un tira y afloja entre las falacias que le han vendido y las verdades espirituales que yo intento hacerle ver. Y no lo hago por hacerle daño, sino porque veo que son sus creencias las que se lo hacen y que, por ende, me hacen daño a mí. Al fin y al cabo, ante un fantasma que han alimentado en él durante años y yo, está claro quién tiene las de perder. Yo soy la extraña, lo prohibido, lo exterior, lo nuevo... Pero también soy la libertad, la aceptación, la comprensión... Pero soy una. Y, detrás de ese monstruo fantasmagórico, son mucha gente, muchos fantasmas, muchas raíces y muchos miedos. ¿Cómo se puede dejar atrás un miedo ancestral que tiene inundada tu vida? ¿Qué quedaría si tiras del tapón y dejas que toda esa agua se vaya por el sumidero? Queda la nada. Y es más fácil (y da menos miedo) agarrase a ese flotador en ese agua que coger mi mano para pasar a la otra orilla. Y yo, que a veces intento navegar esas aguas para intentar llegar mejor y más cerca a su mano, siento como las olas furiosas de todo lo que le han dicho me dan en la cara intentando que me ahogue o que desista del empeño. 

¿Cuánto estoy dispuesta a perder en ese naufragio? El otro día me dijo que, después de Ramadán, todo será distinto. Que será mejor. No sé si sabe que soy consciente de que, en un año, vendrá otro Ramadán. En unos meses/ semanas/ días y horas vendrán sus miedos, o su cultura, o su religión sin Ramadán, o las imposiciones de su familia. Que no porque él quiera, cuando él quiera, cuando a los tiempos que marca su religión le vengan bien, vamos a bailar juntos el agua. 

Como me decía Belén, el problema es que la excusa del Ramadán, la religión o la cultura, sólo se emplean cuando a él se le vienen encima. Si se me vienen a mí, él me pide que entienda, que acepte, que respete. Y lo intento. Y, a veces, me callo para no hacerle daño. Y lo sabe, y me lo agradece. Otras, lo hago porque sé que, sin ese amor y sin el tiempo y la paciencia necesarias, entonces sí que estoy condenada a perder esta batalla. Y ese es el problema de las religiones. Otras veces, pienso que sigo siendo esa persona de la playa de Iván Ferreiro en Turnedo: 

"Que no quieres que te quieran, sólo quieres que te abracen"

Porque le he cogido miedo al amor de muchas maneras. Y esto lo digo reconociendo que, en gran medida, desde que empecé a amarle no he tenido miedo al fracaso, ni a la ruptura, ni a compartir mis espacios. Todo lo contrario. A pesar de mis reticencias o mis cero expectativas, todo lo he sentido como algo muy natural, muy humano y muy sencillo de incorporar a mi rutina.

Irene me ha dicho que tengo derecho a sentirme insegura, a plantearme todos los días qué hago en esta relación. Si quiero o no seguir con ella. Y eso me tranquiliza porque no sabía que esos pensamientos eran compatibles con la vida amorosa. Por lo visto es muy común y, por lo que parece, muy necesario de normalizar.

No sé cómo me levantaré mañana, abuela. Se han juntado también otros factores: esa época del año dichosa, esos cambios de tiempo (que decías tú), esa astenia primaveral del carajo del sol que no llega a salir y del frío que no se termina de ir de los huesos. 

Ojalá saber lo que sería contarte todo esto persona. Ojalá saber lo que tú dirías.

Un achuchón, abuela. Y miles de besos de esos sonoros que tanto nos dábamos.

Te amo.

Eso es lo más seguro que sé reconocer en esta madrugada.

lunes, 25 de abril de 2022

Forgiveness

I'm sorry, you know? 
I'm sorry because I promised you and myself that I'd love you well. And sometimes I'm not doing that. 
I'm sorry because most of the time, when you text me and I see your text but I don't reply is because I miss you but I still don't have the courage to be honest with myself and you. 
I'm sorry because, when I feel overwhelmed, stucked or afraid is because I deeply love you in a way I cannot understand, nor express. 
I'm sorry because, even if promised to be honest about what I feel, most of the time I'm not even able to speak up and tell you what's bothering me. 
I'm sorry because nobody taught me how to love in a healthy way and I sold you the idea of a healthy relationship even if I only knew how to theoretically, do it, but not how to put in practice.
I'm sorry because I was alone for so long that sometimes I cannot manage my alone time and I miss you when I shouldn't and blame you for not being there even if it is my fault for not being able to compartmentalize. 
I'm sorry because by loving and caring about you I'm forgetting to ask you how to love me and care for me in return. 
I'm sorry because I sometimes look at you and I see a child I'm mothering even if our love has anything to do with that. 
I'm sorry for not being patient because being by your side feels like we've been together for years and I still expect from you to change the things I know it took me years to change. 
I'm sorry because sometimes I long for a life without you and don't tell to some people that I'm with you because it feels hard to acknowledge this commitment in spaces I know we won't ever be able to share, like bars and drunk situations. 
I'm sorry for me because learning how to keep loving me while loving you is still difficult to process.I am sorry because I'm still expecting to have this idealistic relationship you sold me when we were apart, even if I did not want it at that time, and now I'm not capable of dealing with the disappointment of not having all those things you said. 
I'm sorry because even if I know I need my personal space, I cannot understand when you need yours and I get sad and mad because it feels as if I love you more than you love me.
I'm sorry for expecting you to behave in a way I made up in my mind without verbalizing how I feel more comfortable.
I'm sorry because I want you to learn how to give me more pleasure and not being so selfish in bed but I'm still unable to speak up, take the initiative and make things clearer.
I'm sorry because I do not understand religions. I do not understand why people just accept that loving someone is a sin, I don't understand why are always women the unholy ones when we are as sacred as our Earth.
I'm sorry because I want you to involve me more in your costumes and life and culture but you don't ever do it on your own and I have to ask because you're not used to. But I don't ask because I'm afraid you'll say no and that will make me feel bad. And I don't ask because I've learned other cultures and behaviors by repetition and I cannot understand why you're not doing that: mimicking behaviors you're seeing in all of us to make me feel loved.
I'm sorry because you always tell me it is amazing the way I love and care you and, everytime you say that, I want to ask who's taking care of me but I don't have the courage to tell you because you'll be sad.
I'm sorry because I am afraid if I see you as a kid now I might start seeing you as a friend instead of my partner, even if I don't want you to grew up fast so you can experience all the things you should experience. 
I'm sorry because I'm afraid I might not survive Ramadan.

martes, 22 de marzo de 2022

Correspondencia

I'm not even sure if I should write this in English or Spanish. 

English so you will understand it. Spanish since I'm writting it from the heart. It reminds me of you singing to me in your mother tongues, Urdu and Punjabi. It reminds me of you saying: "I wish you could understand the lyrics because part of the message gets lost in translation" but, as I always say to you, it is the way you look at me when you sing them and what your voice makes me feel what speaks to me about those songs. 

I never thought I would be writting again for someone else. I thought I would keep writting to those from my past who ended up being just a rupture to my inner self; longing for something idealized that, at the end, was not love. At least not love in return. 

And, at the same time, I'm so afraid of writting, of jinxing this... Of you walking away. Of me getting scared and walking away. Of me loving you more than you love me. Because I guess no one was either taught how to love, never the less how to love in a healthy way.

And I kind of hate you and myself for that. I hate you because you made me love you. You allowed me to see a part of you I was eager to love.

And you made me feel so sure of your feelings for me over and over again that I let myself go even tho I knew I was in charge of what I felt. I had "la sartén por el mango". And now I feel I don't. And that scares me already. 

And that's what I hate myself for. Because I allowed you to have this part of me I've cherished for so long to protect my heart from the pain. So I feel like I gave up on that little girl within me. Because she's been in such dark places, so deep down, that it took me forever to pull her out, to bring her back to the light. And, after that, I decided to protect her at all costs. So I built a shield. A wall around me. A wall I promised myself a long time ago I should never built.

When you finally were here for the first time, after acknowledging what I feel for you, even if it was for a few hours, the world made sense. And I realized I was looking for your touch all the time...

I remember when I used to say you were too romantic for my taste. And then I confessed to you I used to be like that before men broke my heart too many times. So I was holding on to you, sometimes afraid of you not wanting to hold on to me... But then I remember two different things you said.

First, at your arrival:

- "Do you think people is judging us when they see us holding hands because I'm Pakistani and you're Spanish?"

Last, when you were leaving, after you kissed me on the street:

- "If I were doing this back in my country, I'd be dead. I get jumpy sometimes when you touch me because I'm not used to do this out in the public; because I was not allowed to do this before"

And then it hit me: even if holding hands, walking together and kissing each other felt like something we had been doing for a long time, it was a first time for both of us. So I was afraid you would get tired of me holding you and you were afraid of doing things you're not sure if you're allow to do. 

All of these led me to accept how much more I needed you here. Because I was very excited to figure out what we have; to learn with you, to see you thrive leaving your fears behind, to allow myself let go of my fears. 

And I know we were not supposed to meet that way. But we were not supposed to be where we are now either. I was not supposed to fall in love with you. And things happen when they are meant to happen.

You said it looked like I had less "desires" compared to yours. Less "wildness". But this is also coming from a place of fear because, with all the open-minded I can be, no one ever gave me the chance to explore myself. The same way you did not have an open space to explore yourself before. And you've already seen that has changed.

That's why I asked for your patience. Because it took me some time to be where I was when you met me. And now I was willing to undo that path to go back where I was before being hurt, so I could enjoy the ride along with you.

I remember now when we first met. When you used to put your arm around my shoulders or you used to touch my hair. I remember that I felt imprison and I wanted to move away. But then it has became a part of the things I want you to do: for you to hold me, to look for my touch, to try to play with my hair. 

And it is funny when you say you're afraid of me not wanting to commit to you because I know I already am. Most of my close ones know I am with you, while you cannot tell anyone from your side because what we have would not be accepted. 

Weeks back, I wanted to upload a story with a picture of us. It is a picture I took of you and I at Enjoy Coffee and I sent to Juanfran when he asked: "What's the couple doing today?". And we look so happy and beautiful that I wanted to upload it and I finally got to do something about that. 

I know it's stupid but now, sometimes I feel that I love you more than you love me. When I used to feel it was the other way around. I guess it's part of my insecurities. But I usually feel like I look for your kisses, your hugs and your attention in public more than you do for mine. Which for me, doing that in public, speaks loud and clear about me being with you, since with other guys I never wanted for people to know. And even if I wanted to, I was afraid of doing something that would make them walk away. But not with you. 

And at some point I've understood why do I feel like this. Because everything you said we would do in public when we were video calling is not all of what we've done in person.

In my case, I've done everything I thought I wouldn't do. But now the time, you being tired, the lack of hours in the day and Ramadan coming closer it's freaking me out. 

I always remember when you told me you were sorry because you came into my life carrying a lot of problems regarding to family, like having to keep what you and I have in secrecy. And I never cared because I knew from the beginning, but there are still some things I don't know how to deal with.

In my case I'm sorry because I also come with problems on my own, like being insecure now about what you feel for me just because you are not behaving like I thought you would. 

When I've seen other people relationships, even my own, I always hated what is called "tira y afloja" (cut and thrust). It means you don't have to give everything to your significant other. You have to pull from the rope of the relationship and then let it loose, like a game where you cannot be fully honest.

And sadly, now I feel I'm doing that to you. And I hate it because I believe it's hormons, lack of habit and fear to suffer.

I have told you why Ramadan scares me. To me it feels like you're slipping away through my fingers. Specially about the lack of intimacy and I'm not talking about sex. And maybe that's why it looks I'm walking away. Because I can see you're capable of doing it. And I don't want to be the one longing for something I cannot get. While videocalls all we needed was to touch each other to make it real, to prove we were not going anywhere and we would be there for each other. Now we can have it but you're not allowed. And I feel, when I met you in December, I was able to challenge you about these religious things. I was able to talk about it openly without fear, without being worry of you getting mad. And now I can't. Because doing it feels like hurting you. And it didn't feel that way before. And I wish I could take that back.

I'm always been very touchy and I need physical contact to reasure my feelings, my empowerment, my security and safety... And one month is too long and I know it's going to hurt me not being able to touch you or kiss you because someone decided what we have it's a sin. And I'm not a sin. What I feel is not a sin. Many people, familiars and friends, made me feel bad for being caring and in need of love and kisses, and they rejected my love and hurt me as a child. Many men made me feel I was a sin, or what we had was a sin, or even what they did with me was a sinful thing, as an adult...  And I fought hard to live my life the way I wanted, with the freedom I could have, loving myself for who I am, and it makes me angry and sad the belief of someone judging who I am or what I am just because we naturally and purely love each other.  

And I feel like crying, like I have a weight on my chest. And I feel selfish too and in need of SPACE. 

Away from you, from the world, to reconnect to myself, to Earth.

And I'm sorry because whatever I'm feeling, I know you're feeling it too, like a short-circuit between your soul and mine. 

I'm in an apocaliptic mood: if your religion, your family and your friends/ roommates are against us, why do we keep fighting it? 

Because my lack of religion, my family, my friends and even my colleagues are embracing us.
And I don't know how much I can pull from my side of that rope. 

It is not about you telling anyone from your family about us. Even if I feel you cannot even share the friends/ roommates part with me because it feels like I'm an outsider, when I can openly share all my friends part with you.
It is more about knowing that it does not matter when you do tell them, they won't accept us. Neither will your believes. They won't accept me. 

And I know I'm more than good. Not just as a person, but as a whole. A ball of light. And I cannot allow myself to lose that. Not again. Not for anyone. 

Can we have everything?

Can you have everything?

Because I know I can. 


martes, 2 de febrero de 2021

Una vez al año

Siempre me digo lo mismo: "Es sólo una vez al año. Se te pasará"; pero tengo la sensación de que cada año es peor. Y, de eso estoy segura, casi siempre es en estas mismas fechas. 

Bien es cierto que una pandemia mundial, restricciones horarias, restricciones sanitarias, el constante uso de mascarilla, la falta de oxigenación en mi cerebro, la escasez de abrazos y la ausencia de opciones no ayudan en nada. 

Me siento fea. Me siento gorda. Me siento triste. Me siento sola.

No soy fea. No estoy (tan) gorda. Pero sí estoy triste y me siento sola, aunque no lo esté. 

Y escribirlo, aunque lo haga más real, me alivia. Porque me da la sensación de que lo estoy gritando. Y, si lo grito, si lo saco fuera, parece que pesa menos. 

Dentro de un mes y medio será el aniversario del comienzo de este espejismo de infierno. 

No quiero ver sólo la pena, ni las muertes, ni las ausencias, ni el futuro incierto. Aún siento dentro de mí ese "algo" que me dice: "Aguanta un poco más, sólo un poco más". Quizás es el optimismo, la esperanza o la autoestima a la que me aferro. Y no lo pierdo de vista. No lo hago porque sé que eso es lo que está tirando de mí hacia delante. 

Hoy he ido a andar. Me ahogaba (tengo que dejar de fumar) y la mascarilla no ayuda, pero es que había algo que parecía empujarme, aun sin aliento. Quería correr. Yo. Que siempre he dicho que sólo me verían correr si había algo detrás que me perseguía... E igual era eso. Sentía que huía. Sentía que quería seguir, que quería esfumarme. Parecía que quería desaparecer, esconderme entre los árboles, que todo lo que me rodeaba se desvaneciera y sentirme sola a gusto, sin presión, sin miradas y llorar, llorar y llorar hasta agotar las existencias. 

No me siento deseada. No me siento deseable. No me gusta lo que siento. Echo de menos reír a carcajadas, más responsabilidad emocional.

Todos los días me voy a dormir con la convicción de que al día siguiente haré algo distinto: madrugaré mucho, me echaré a los caminos y empezaré a generar endorfinas. Siempre pienso que será mañana. Y mañana, ya es ayer. 

Pienso que se me hace tarde, que me hago vieja... Que todas esas ideas triunfantes no están al alcance. Que se han ido. Que se ha pasado el tren. Que tengo un cerebro tan inteligente, tan lleno de cosas, tan lleno de vida, de cambios... pero que ya no se va a conocer. 

Ansío volar. Volver a viajar. Empezar de cero en un nuevo lugar donde no conozca a nadie porque ahí es dónde puedo ser siempre la mejor versión de mí misma. Donde no tienes pasado, ni rencillas, ni historia porque, esta última, la escribo yo. 

No echo de menos el sexo. Supongo que, infortunios de la vida, nunca pudo llegar a ser tan importante para mí. Pero deseo tan insulsamente poder besar a alguien que me arde el pecho. Deseo esa sensación. La echo de menos. No es el cosquilleo, ni el juego, ni la incertidumbre, sino esos breves segundos de silencio, de corresponder y ser correspondido, cuando te agarras con tanta fuerza al otro que te tiemblan hasta las piernas. Cuando sientes ese calor que sube por el monte de venus, que te humedece hasta el alma... Siempre me ha interesado esa manera de cerrar los ojos que tenemos cuando te besas con alguien. Como si, por abrirlos, se rompiera la magia. Como si, cuando los abres para ver a la otra persona, perdieras el compás. Y si, por casualidad, lo abrieras para descubrir al otro con ellos abiertos, te sintieras traicionada. "Lo esencial es invisible a los ojos", ¿no?

Hoy he pensado que echo de menos viajar porque parece que ese necesidad de aventuras viene de la mano del deseo. Desde hace tiempo, aunque no me vaya, he pensado que ya no hay nada aquí para mí. Soria explorada y expoliada. Supongo que la necesidad de sentirme deseable y deseada viene de la mano de la exoticidad. De ser yo el agente externo en ese mundo que no me conoce. En esa gente que me mira y ve lo que yo veo en mí cuando soy feliz. Ese cerebro, ese magnetismo, esa magia que me da la libertad. 

No es una libertad libertina, sino aquella libertad en la que yo me expando, yo soy la desconocida y el propio deseo. 

He tenido un rifirrafe con una de mis mejores amigas. Obviamente, esto no ayuda. Normalmente, y hace mucho que no escribo, todo esto se lo estaría contando a ella. Puede que alguien se pregunte por qué no lo hablo entonces con mi gente de siempre. Yo diría que es la practicidad. Ella está aquí. Está cerca y me puede consolar si me derrumbo. Mi gente de siempre está fuera, está lejos... Y, si tuviera coche, me plantaría a la puerta de su casa exigiendo un abrazo, un cambio de aires, unas horas de construir otra vida, pero no es así. Simple y llanamente, la necesito a ella. Y no es una necesidad egoísta y mundana. Es una necesidad de amor. De saber que seguramente yo también la he hecho daño. Que puede que ella también esté mal y yo no estoy siendo su amiga. La echo de menos a ella. 

Ojalá me importaran menos las cosas. Ojalá consiguiera sentirme menos sola. Ojalá viviéramos menos para el mañana y más para el hoy. Invertir en una casa en la montaña a la que poder huir y desaparecer para poder encontrarnos. 

Apunto en mi agenda para brujas todo lo que tengo que hacer al día siguiente. Pero se me pasan las mañanas y las horas como el día de la marmota. Casi siempre, hay algo que se me olvida. Entonces pienso que he perdido el día, que se me han pasado las horas, que no he aprovechado mi tiempo. Juro que no siempre soy tan dura conmigo misma.

Es este día, es este mes, es este recién estrenado año (la resaca del 2020, seguramente). Es esta pandemia. 

Mamá, no llores. Sigo aquí. Tu pequeñín sigue aquí dentro. Sólo estoy triste, y es normal. De vez en cuando, alguien que es tan feliz siempre, tiene que caer. Aunque sólo sea un poco. Un raspón en las rodillas, nada más. Déjame escribir, aunque sean cosas que no quieras leer. Tengo que hacerlo para soltarlas. Eso me lo has enseñado tú: las cosas se hablan. Y con ello yo he aprendido que así los sentimientos fluyen más libres, más ligeros. Isa y yo hemos aprendido que, para poder entender lo que nos pasa, es necesario decirlo primero y analizarlo después.

Morir, arder y renacer. Como un Fénix. Así me he visto siempre (guiño a mi amigue Carlos). Yo no nací para caer y quedarme en el suelo. Siempre me levanto, no "preocuparse", pero necesito dolerme.

Llorar la caída para limpiar la sangre. Retorcerme (y regocijarme) en el dolor para sentirlo, para aprehenderlo. Hacerlo (aún más) mío para entenderlo. Y me siento orgullosa de ello. Todas las emociones son válidas y necesarias, aunque a veces se me (nos) olvide. 

Este año no escribí una elegía en Nochevieja para el 2020 ni los deseos para el 2021. Quizás esta entrada de blog sea eso. La necesidad de ahuyentar lo que ahora siento, lo que he sentido. Exorcizarlo para dar paso a algo nuevo. 

He hablado con mi hermana y con mi hermano de cómo me siento. Eso sí que ayuda. Me trae los buenos recuerdos, me hace sentir menos sola, más bonita, más feliz... y me regala los abrazos, aunque sean en la distancia. Porque, cuando le pones nombre a esa pena, se hace más pequeña, más manejable, menos pena. 

Y, ahora, ya duele menos.

Ojalá mañana sea siempre "todavía".

"Amor y Asco" ~Bebi Fernández~
"Amor y Asco" ~Bebi Fernández~


martes, 31 de marzo de 2020

Kryptonite

Have you ever met someone that feels like a boomerang to your life? No matter how fast and far away you run from them, or how many years have passed by since you throw them away, they keep coming back, making you weaker, like your kryptonite.
Once they are back you just keep picking them up, because that's what you do.
Have you ever fallen in love so hard that the world has stopped in front of your eyes? You've loved them so much that it does not matter how bad they hurt you, because that love is like a dormant volcano that becomes active every time they reach out to you. You want to save them, to sooth them. Help them back to recovery. You just keep holding out your hand because that love you feel is stronger than the pain it caused you.

Well, that's what he is to me. My personal kryptonite. The guy with the green eyes that I met in a Greek island. He's all that I ever wanted. And that's the biggest risk a love like that has: idealizing.
Because it comes a time where you won't remember anything bad of what happend. Or you will, but it won't matter. All the tears, every broken promises, the loneliness after he was gone.
You bury those feelings and you believe with all your heart that you're over it. So hard that you start thinking: that was it.

Then it comes the dreams. From time to time. So isolate in time and space but so vivid, so real that feels like a hunch. And you are the one reaching out. Because you care, that's who you are. And you were right.

You decided to erase him a long time ago but it did not work out as you expected...


I assure you I look back and try to remember everything that happened. Every moment, every smile, every kiss... And memories become just bits and pieces of a blurry story. No matter how hard I try, all I can see are little fragments. I guess, when I thought I vanished you from my life, my brain simply deleted the images. It's the same that happens when you format a hard drive; it wipes the memory but some files remain unseen for a newbie. Maybe I forgot to delete how those, now blurry moments, felt. And that's why my brain keeps dragging me to you. And I made peace with it over time.
Something made me text you. You may not ever believe it but my sixth sense is still looking for you. That little girl I always talk about when it comes to you still has hope. She loved you so much and she felt so loved (and so left behind) that she won't stop trying. Trying to save you, trying to cry out for your attention. It seems like she refuse to believe that a passion so human could be ever forgotten. And therefore me, the woman I became (and wasn't such a little girl afterall) allows herself to do it.

I must confess I've been watching all the footage I have from our Erasmus. And I have plenty of it. Pictures and videos. Parties, meetings, small gatherings, you playing the guitar as a Spaniard... Sometimes I betray myself and think this was all me. My imagination... Then I see the pictures and videos you took of me. And I remember the words of your letter:
«I guess you can remember that I told you "I will miss you" after one month I had arrived Corfu and you are "special" for me. This is and was true. When I told you this in the past and also now it is a "I miss you" not with the "passion of lovers",  not with the "passion of physical need". It is with the "passion of human". It is the passion you feel if you are with someone and you like to spend your time with someone. You like to be alone with someone and you like to be outside with other people with this special someone. And for me, without doubt, you were this special someone. With you I felt comfortable, I felt true and alive. You know not all the time, but also in the moments when I was angry with you, I felt connected. [···] And after all it would be a lie if I would say there was nothing more!!! [···] I enjoyed, or better I loved every moment when you hugged me, when I was close to you. When I was closer to you, than anybody else on this island. Maybe I never told you, but also me got goose skin when I saw you laughing! And not because you were laughing about one of my jokes, also the laughs when you were in the same room and speaking with someone else and I was looking at you. Yes, you were like a magnet (or me) and yes, I was searching for you to be close to you. And believe me, I was fighting really hard with myself. And I guess this fight was a problem all the time. The fight with my feelings and the fight also with yours!!! In some parts I wished I would be able to don't care about you! I thought maybe when I don't care, I can stop my fight and can set you free. But something inside me was not able to do this step. Something was still searching for you [···]. In some parts I felt like I have to say: "I'm sorry with all my heart Bea that I'm not able to go in distance. Sorry Bea, that I let you suffer, only because I'm not able to make a decision!" [···] Please, stay in contact with me, even if I know it is maybe now much more difficult. Please, don't let me lose that special part in you, don't let me lose that special person you are for me!! Don't let me lose you! I know you promised me many times and I pray this is true! [···] I told you many times but I want you to be sure. I never played with you or your feelings. What happened between us was never thought from my side as a summer love or even worst, as a summer adventure! And you know that. I don't regret what happened!!! [···] More in the opposite! I'm happy what we've done. Also you made me happy in so many moments in this 5 months! Like you said! I need the Spanish warm!!! Thank you for also sharing it with me! [···] Thank you for all the reasons you made me laugh and also sometimes angry [···] Thank you for YOU, YOU, YOU!!!! [···] I could make forecasts [on what could happen after Corfu]. I could give you a lot of hope (and believe me, I guess if you would know which fantasies I had in my brain in the last days without you, you would hope and maybe never stop smiling) [···]. But I can tell you my wish. I want to write you and I want to see you in Skype! Because if we break on our promises, we will also break our hope. [···] I will never forget you and I hope you never want to forget me!.»


Did we break our promises? Like it or not, I can tell I never succeded in my will to forget you.

I have the feeling you grew older too fast. You, your culture, whatever the circumstances around you when you came back, made you believe you had to. Maybe your family or friends or even yourself, which was sometimes your worst enemy.
I've watched those memories to remember you. To remember us. We may have change, I'll give you that. But not that much. I refuse to believe that smiley man is gone. You were happy. So happy.
There has always been a darkness in you. We all have it. I do have it. But I wish you could see what I saw in you. Maybe I was the yang to your yin. Or maybe it's just what I want to believe... But we both know how salty our tears were when we kissed goodbye.
And I acknowledge your guilt for our sins. I could even understand why us, what we had, what we were, what I represented for you, with every light and shadow, was tainted in your conscience... But I refuse to believe I was just that: a stain, a sin. Because we had so much more. We built our paradise with its flaws... But it was ours.

And for the sake of that paradise I might be doomed to love you always.
To keep caring about you, your whereabouts, your well-being.

I don't know what led you to this current situation. I always said I was a witch but not a psychic.
Damn, I don't even know if you ever think about all of this... Don't blame me. These are the only memories you allowed me to keep about you after eight years. The only you I ever got to know. But I guess I just want you to know that you matter. You are a part of me that I don't ever want to lose. That's what you wanted too. You never wanted to lose me. And it may seem you did but I was here this whole time.
And I will always find you. I don't know how. I don't know to which aim, but I will.

You are Marco, with a Spanish "r".
"The beautiful guy with a lisp" according to some.
"The handsome German with a sexy accent" according to me. The eyes that had me magnetized. Those eyes that would tell me either you were happy or sad or angry by changing their color. A palette that I knew too well for my sake. The forty-five minutes walk to Kanoni just to see you with the excuse of shooting some landscapes for my Erasmus project. The friend who I used to share toothbrush with. The classmate I used to study Greek with and would furtively kiss me because we were inevitably drawn to each other. The night walks into the sea to stargazing, the evening walks to eat some ice-cream, the morning walks after fighting in a night party, where we made peace and amends and admitted outloud what we were feeling for real. The hugs after a nightmare you had of us being taken apart. The one I used to turn every morning to and spoon with. The sittings on the rooftop looking at the horizon, dreaming of a different outcome for us.
The last kiss before that bus drove me away from our paradise. The emails that faded away with time.

I cannot know how you ended up in such a dark place. I guess I just want you to know that you mean something to me, to many other people. And if I drag you back to all of this it's because I want to take you back to a place where I knew you were happy. Because I've seen your smile. Your true smile. Not just smiling with your lips but with all of you, with your eyes and your body. And oh man, I wish you could see you through my eyes at least once. I wish you could live through the first moment I saw you, when I lay my eyes in your eyes and the world stopped, and the people dissapeared...
Because then you could see how big your soul is. The energy that I felt and carried me through those five months of pure love.

You know? It's snowing here right now. And as the ice can burn, there has always been something really romantic and warm about that freezing white blanket covering the green grass, outside in the dark. And it doesn't matter how dark is the night or how little the moon shines... You can always see the white snow reflecting some light through the darkest night.

I am sorry if these words unsettle you. I am sorry this is the only way I know to get to you. This is what I have always done. Writting is the only thing I have left to talk to you. And I had to appeal to what I know of you, even if that's the mighty good old times.
Believe it or not, I've seen throught your darkness and also there you were able to reflect the light.
You can do it, Marco. You can reflect the light. Close your eyes, hold my hand and come back to the light.
I have always believed in you.


Picture by Marco Kempf [07/06/2012, Corfú (Greece)]
"Then love knew it was called love.
And when I lifted my eyes to your name,
suddenly your heart showed me my way."
Pablo Neruda, Veinte poemas de amor y una canción desesperada

miércoles, 18 de marzo de 2020

Abuela III

Hace unos meses, cuando aún se podía ir al cine, vi una película y me acordé mucho de ti. Se titulaba "Este niño necesita aire fresco". Es una película alemana del cine independiente.
No tenía una historia que se pueda resumir o un contexto claro en el que hubiese alguna referencia obvia que me recordase a nuestra familia. El argumento, o lo que yo extraje de él, era el amor del niño protagonista por su familia, que eran su apoyo constante y, especialmente, por sus abuelas y abuelos, dispuestos siempre a protegerle, defenderle y amarle de las maneras más originales y tiernas posibles. Ay, abuelas. Esos seres tiernos, como tú, que se quedan para siempre.

Una de las frases que más me marcaron fue la que dice el protagonista cuando acaba la película:
"Me di cuenta que yo era mi abuela y mi abuelo, que yo era mi madre y mi padre, que era mi hermano. Que era el sol, las nubes y las flores".
Quizás no es así exactamente como lo narra, pero el significante era el mismo: somos el compendio y el continente de todo lo que fue antes de nosotras.
Ahora que por fin, el pasado día 3 de octubre 2019, se celebró una conferencia para mostrar al público el gran escritor que fue tu hermano Gregorio, no paro de escuchar a gente que me dice: "De ahí le sale a Bea la vena escritora". Y entonces lo relaciono con aquella frase.
Yo no sé el amor que sentías por el resto. Sólo sé el amor que sentías por mí y, desde que no estás, no sólo todo me recuerda a ti, sino que también empiezo a entender muchas cosas sobre quién soy yo y qué he venido a hacer en este mundo.

Ya en el tanatorio fui plenamente consciente de cuánto me asemejo a Joaquín físicamente. Desde entonces me pregunto si, cuando tú me mirabas, te hacía pensar en él. Si tú también veías en mis ojos, en mi forma de sonreír, en mi naricilla... Algo de lo que tú veías en tu hermano. Si el mirarme te dolía y alegraba el corazón a partes iguales. Y eso es algo que ahora sólo puedo llegar a imaginar.

Ahora también sé que heredé otra parte de tu historia, de tu genética: la escritura.
No considero que los sentimientos que pongo en palabras estén redactados con maestría ni perfección pero sí me reconozco un don de la palabra. Una habilidad para coger los sentimientos y expresarlos de modo que otras personas puedan sentirse reflejadas.

Cuando empecé a escribir esta entrada, estuve pensando mucho en ti. En el trabajo se me escapó una lagrimilla. Por casualidades de la vida hablé con un gran amigo de hace años, cuando empecé la carrera. Me contó que su papá se moría y que le estaban dando morfina para paliar el dolor. Me dijo que sentía cómo iba desmejorando día a día, cómo se iba yendo poco a poco pero más rápido de lo que esperaban... Y yo me acordé de ti, de verte en aquella cama, de ese último día. De ver cómo cambiabas de color, de cogerte la mano pero ya no saber si realmente estaba contigo porque, como te dije una vez: lo malo es que no nos preparan lo necesario para lidiar con la vida; lo peor es que no nos preparan absolutamente nada para lidiar con la muerte.

Cuando empecé a escribir esta entrada era San Valentín. La gente entiende este día como un día para parejas de enamorados. Yo nunca lo he visto así. Nunca he amado a nadie por encima de lo que te amo a ti, a mamá, a papá, a mi hermana, a Cuki, Chanel, Frida, Kahlo o mis amigas y amigos. Vosotras sois el amor de mi vida. Vosotras y yo misma porque yo soy vosotras y, vosotras, sois yo misma.

Corren tiempos extraños, abuela.
Jamás pensé que diría esto pero me alegro de que no estés aquí, de que no tengas que vivirlo.
Supongo que jamás podré cambiar el hecho de que me vine a vivir muy lejos, de que no pude seguir visitándote tanto como lo que en realidad te echaba de menos en mi vida.
Siempre he dicho que las cosas suceden por una razón. Lo que nos toca vivir, con quiénes no toca vivirlo, son señales. Son indicios de lo que viene aunque no sepamos aún qué es.

Al menos sé que tú no estás sola. Que no estás confinada en un lugar que te resulta extraño, con gente extraña. Tú ya no estás en este plano.
No dejo de pensar qué pasará con las mil cosas que se quedaron en el aire: encontrar los restos de tu padre y tus hermanos, por ejemplo. Conseguir justicia para ellos y para los millones de víctimas que se pudren y desaparecen entre el fango y los caminos que dejan de existir.
Porque el mundo se ha parado, abuela. La tierra respira porque su mayor plaga está confinada en el interior de sus altos edificios de hormigón. Pero enterrados en la tierra siguen los gritos de tantos.
El único pasado que me preocupó siempre fue el tuyo, el de tu historia y la mía. El de las raíces:
"No te olvides de dónde vienes, no te olvides de dónde vienes. En las noches más oscuras, en las carreteras crudas, en los golpes de la vida... No te olvidas, no te olvidas..."
Este presente es extraño y el que me toca vivir. Y es duro y no lo es, abuela. Es extraño. Por eso me alegro de que no estés aquí físicamente aunque siempre vayas a estar conmigo. Porque si estuvieras no podría abrazarte, besarte y tocarte como siempre hacía. Y esta vez no por elección, sino por imposición. Por protegerte. Porque después de toda una vida preocupándome porque la tercera edad reciba el respeto y la seguridad que se merecen, resulta que los jóvenes vamos a ser su condena. Y no es un final justo, ni limpio, ni que nadie merezca. Porque después de una vida luchando y pasando hambre, y guerra, y lágrimas, y miserias... Os merecíais morir en vuestra cama, rodeados de comodidades, sin dolor y agarrados a la mano de quiénes os quisimos tanto en vida. Porque así es como te dejé yo a ti ir, abuela. Como pude. Mi primera muerte dolorosa y consciente de un ser querido y tuvo que ser la tuya, y tuve que estar contigo.
Nunca me interesó el futuro. Siempre tuve sueños y aspiraciones, eso sí lo sabes, pero nunca viví para lo que pudiera pasar mañana. Porque siempre supe que lo único seguro era el aire que respiraba en el momento en el que lo hacía. Ahora. Por eso he amado siempre de la misma forma. Con todo lo que tenía y sentía en ese mismo momento.
Hay gente que prepara a su prole para conseguir lo mejor en la vida. Y así fue conmigo... Pero lo mejor que siempre he tenido es saber disfrutar del instante en el que estaba.
Porque pensar en lo que pasará mañana es casi como establecer una hábito o una rutina. Y nunca he sido buena en eso. Me recuerda a cuando era pequeña y todo el mundo se empeñó en que tenía que aprender a escribir como marcaba la contraportada del cuaderno de escritura "Rubio". Mamá incluso me compró esa goma especial que ponías al final del lápiz y te obligaba a utilizar sólo dos dedos para sujetarlo. Seguramente recomendación de alguna monja/profesora. Y yo me desquiciaba. Porque no me salía nada bien. Y te miré y te pregunté si de verdad tenía que usarla. Si de verdad era necesario que yo escribiera con dos dedos, como hacía todo el mundo, en vez de sujetando el lápiz con tres. Tú me miraste y me dijiste que no. Me dijiste que yo ya sabía escribir y que daba igual cómo sujetara el lápiz porque el cómo lo hiciera no iba a cambiar el hecho de saber hacerlo.
Hoy vivo en una rutina, abuela. Una rutina necesaria. Una rutina que me obsesiona, que me emparanoia, que me lanza a esa espiral de histeria colectiva.
Me siento como una leona enjaulada desarrollando una estereotipia. Consciente de mis próximos movimientos de aquí a dentro de quince días, un mes... Es casi como vivir en el día de la marmota. Repitiendo los patrones una, y otra, y otra, y otra vez. Entonces te das cuenta de que lo único que importa son la familia, lxs amigxs... Todas aquellas personas con quienes compartes o compartías algo. La familia que tienes y la que escoges. La vida que tenías y la que tienes ahora.
Verles por fuerza a través de una pantalla cuando antes era por elección, por falta de tiempo... Ahora conectados al mismo tiempo, todo el tiempo... Y la frase de la película cobra más sentido aún.

Y lo único que puedo cambiar de estos días será el orden en el que haga las cosas, las pequeñas variaciones que le añada.
Será como componer una sinfonía. Tomándome tiempo, meditando. Pensar qué nota le vendrá mejor en qué momento, sabiendo también que habrá que volver a una repetición, a un estribillo, a una melodía base que marque el compás constante de las notas musicales en el pentagrama.
Y, aunque me gustaría hacer planes, lanzarme al vacío como hago siempre, pensar en el próximo vuelo, el próximo destino... Sé que no vale de nada. Sé que el tiempo es relativo ahora mismo. Que puedo querer irme mañana pero no podré. Que, por segundo año, tendré que posponer mi vuelta a Lycoming College. El año pasado fue tu partida lo que me retuvo. Este año es una cuarentena mundial que, en su quinto día, parece que esté durando toda una vida.

Te echo de menos, abuela. Echo de menos las cosas pequeñas. Echo de menos abrazarte, abrazar a mamá, a papá, a Isa.
Echo de menos tus cumpleaños y jugar con cada uno de mis 21 primos de todas tus 23 nietas y nietos.
Pero te juro que, aunque lo echo de menos, me habéis enseñado muy bien a hacer malabares con lo que tengo. Me habéis hecho fuerte de base y eso se nota en las ramas.

Y todo lo que soy, que sois vosotras, está tan solo a una videollamada de distancia.