El otro día, hablando con una amiga, recordé un hecho del pasado que, durante varios años, sólo se presentó ante mi como un suceso cotidiano, una anécdota quizás.
Tuvo que ser mi memoria, recordando pequeños detalles, la que hace menos de una semana me diera la clave para descifrar ese recuerdo.
Él vino a verme. Después de tantos años. Cogió un coche y se presentó a la puerta de mi casa. Traía regalos. Para mi familia. Conoció a mi madre, a mi padre, a mi hermana. Estuvo en mi casa. Le enseñé esa parte de mi vida que él no conocía. Me invitó a comer. Estuvimos solos. Hablando como siempre... Para mi era raro verle allí.
Me resultaba extraño que, a pesar de todo lo que le había querido, me sintiese nerviosa y bajo presión.
Fue un día. Un sólo día de mi vida.
Hablando con mi amiga, recuperando ese recuerdo, caí en la cuenta, en el porqué de ese viaje... Creo que él buscaba encontrar a aquella persona que tanto había querido. Que al correr de los años, ella siguiese allí. Que tras haber madurado, podría darme lo que yo siempre quise de él.
La niña seguía dentro de mi. La mujer que estaba formando, no tuvo agallas.
Creo que fue entonces cuando perdí al amor de mi vida. Cuando no supe abrir los ojos.
Al no ver su pelo largo, ni verle tan alto como le recordaba. Al sentirle mirarme con los ojos de niño que me veían así por primera vez. El no darle respuestas a las preguntas que no hizo.
Creo que fue cuando no ocurrió ese beso que tanto había deseado. Cuando montó en su coche y se fue para no volver... Creo que fue entoces cuando decidió que yo no estaba preparada y que él debía seguir sin mí.
Y es ahora, cuando yo he conseguido entenderlo.
Tuvo que ser mi memoria, recordando pequeños detalles, la que hace menos de una semana me diera la clave para descifrar ese recuerdo.
Él vino a verme. Después de tantos años. Cogió un coche y se presentó a la puerta de mi casa. Traía regalos. Para mi familia. Conoció a mi madre, a mi padre, a mi hermana. Estuvo en mi casa. Le enseñé esa parte de mi vida que él no conocía. Me invitó a comer. Estuvimos solos. Hablando como siempre... Para mi era raro verle allí.
Me resultaba extraño que, a pesar de todo lo que le había querido, me sintiese nerviosa y bajo presión.
Fue un día. Un sólo día de mi vida.
Hablando con mi amiga, recuperando ese recuerdo, caí en la cuenta, en el porqué de ese viaje... Creo que él buscaba encontrar a aquella persona que tanto había querido. Que al correr de los años, ella siguiese allí. Que tras haber madurado, podría darme lo que yo siempre quise de él.
La niña seguía dentro de mi. La mujer que estaba formando, no tuvo agallas.
Creo que fue entonces cuando perdí al amor de mi vida. Cuando no supe abrir los ojos.
Al no ver su pelo largo, ni verle tan alto como le recordaba. Al sentirle mirarme con los ojos de niño que me veían así por primera vez. El no darle respuestas a las preguntas que no hizo.
Creo que fue cuando no ocurrió ese beso que tanto había deseado. Cuando montó en su coche y se fue para no volver... Creo que fue entoces cuando decidió que yo no estaba preparada y que él debía seguir sin mí.
Y es ahora, cuando yo he conseguido entenderlo.
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