En todas partes cuecen habas. Y quién más o quién menos, ha tenido algún roce con algún pariente, más cercano o más lejano, en algún momento de su vida.
Yo no soy menos. Las familias grandes, es lo que tienen.
Siempre, en algún momento de mi vida, me ha faltado parte de mi familia. Si no era de la paterna, que era como una costumbre, era de la materna, que fue más duro el golpe por lo inesperado.
De lo inesperado, cuando es para mal, suele surgir un periodo de soledad. Dónde encuentras a quien tienes a tu lado y de dónde unes lazos que te hacen más fuerte. Cuando descubres que tienes más en común de lo que pensabas con tu madre, con tu hermana o con tu padre de lo que nunca antes habías visto.
Pero en esta vida, aunque sea triste decirlo, de algunas desgracias vienen los buenos cambios.
Después de años de cenas de Navidad en familia, pasais a vivirlos solos...
Después de años de cenas de Navidad solos, una muerte, hace que la familia paterna, el eslabón perdido, a los que no conocí pero jamás oí hablar nada malo, nos acojan como a uno más. Una lágrima se desliza por mi rostro. Ahí se acaba el pensar que no perteneces ya más a un grupo. Ahí ves que, la familia que considerabas menos nuclear, resulta que puede darte los pilares más fuertes para resurgir y levantarte.
Ahora todo es diferente. Con dos años de diferencia, he recuperado a dos familias,
Cualquier cosa que se veía como imposible, se concive como acto social inamovible, como resultado de un amor que siempre estuvo ahí.
Otra muerte puso las cartas sobre la mesa, recordándonos a todos, que somos lo que queremos de los demás.
Cosas que se daban por perdidas, a veces se recuperan. Quizá sólo bastaba con que uno de nosotros no perdiera la esperanza, familia.
Una vez escribí una carta para vosotros. Quién más o quién menos, y no sé decir quiénes, la leyó.
Alguno pensaría que yo era estúpida, otro no le prestaría atención y, quien menos, quizá quiso escuchar lo que durante tantos años estuve guardando por falta de valor.
Puede que el vivir sola y lejos del hogar, me recordó siempre que mi corazón está donde estáis vosotros.
Hoy parece que todo es más fácil, que las cosas, si las hacemos juntos, si olvidamos cosas que no pueden borrar los buenos momentos, si nos apoyamos para hacer del otro, un pilar de sujección, son bastante más sencillas de llevar a cabo.
Creo que por fin he conseguido abrazaros a todos.
Ahora las lágrimas son de alegría. Son de ternura. Puede que sea muy sensible o muy sentimental por mi parte, pero si eso alguna vez ayudó en la reconciliación, si alguna de las lágrimas que no vistéis o no vimos, no se derramó en vano y sirvió para que mi abuela pueda veros juntos, me quedo tranquila.
La otra abuela no lo verá materialmente, pero sí con el sentimiento.
A mi me crió Isabel Hernández Balbás. Saber que al menos ella lo va a disfrutar, me deja siempre con una sonrisa en la cara.
Yo no soy menos. Las familias grandes, es lo que tienen.
Siempre, en algún momento de mi vida, me ha faltado parte de mi familia. Si no era de la paterna, que era como una costumbre, era de la materna, que fue más duro el golpe por lo inesperado.
De lo inesperado, cuando es para mal, suele surgir un periodo de soledad. Dónde encuentras a quien tienes a tu lado y de dónde unes lazos que te hacen más fuerte. Cuando descubres que tienes más en común de lo que pensabas con tu madre, con tu hermana o con tu padre de lo que nunca antes habías visto.
Pero en esta vida, aunque sea triste decirlo, de algunas desgracias vienen los buenos cambios.
Después de años de cenas de Navidad en familia, pasais a vivirlos solos...
Después de años de cenas de Navidad solos, una muerte, hace que la familia paterna, el eslabón perdido, a los que no conocí pero jamás oí hablar nada malo, nos acojan como a uno más. Una lágrima se desliza por mi rostro. Ahí se acaba el pensar que no perteneces ya más a un grupo. Ahí ves que, la familia que considerabas menos nuclear, resulta que puede darte los pilares más fuertes para resurgir y levantarte.
Ahora todo es diferente. Con dos años de diferencia, he recuperado a dos familias,
Cualquier cosa que se veía como imposible, se concive como acto social inamovible, como resultado de un amor que siempre estuvo ahí.
Otra muerte puso las cartas sobre la mesa, recordándonos a todos, que somos lo que queremos de los demás.
Cosas que se daban por perdidas, a veces se recuperan. Quizá sólo bastaba con que uno de nosotros no perdiera la esperanza, familia.
Una vez escribí una carta para vosotros. Quién más o quién menos, y no sé decir quiénes, la leyó.
Alguno pensaría que yo era estúpida, otro no le prestaría atención y, quien menos, quizá quiso escuchar lo que durante tantos años estuve guardando por falta de valor.
Puede que el vivir sola y lejos del hogar, me recordó siempre que mi corazón está donde estáis vosotros.
Hoy parece que todo es más fácil, que las cosas, si las hacemos juntos, si olvidamos cosas que no pueden borrar los buenos momentos, si nos apoyamos para hacer del otro, un pilar de sujección, son bastante más sencillas de llevar a cabo.
Creo que por fin he conseguido abrazaros a todos.
Ahora las lágrimas son de alegría. Son de ternura. Puede que sea muy sensible o muy sentimental por mi parte, pero si eso alguna vez ayudó en la reconciliación, si alguna de las lágrimas que no vistéis o no vimos, no se derramó en vano y sirvió para que mi abuela pueda veros juntos, me quedo tranquila.
La otra abuela no lo verá materialmente, pero sí con el sentimiento.
A mi me crió Isabel Hernández Balbás. Saber que al menos ella lo va a disfrutar, me deja siempre con una sonrisa en la cara.
¡UNA ENTRADA 10 AMOREH!¡PRECIOSA!Siendo tu familia,siendo como eres tú,no se podía esperar menos!!
ResponderEliminarEn todas las familias como bien dices cuecen habas y en todas las relaciones incluso de amistad etc muchas veces por tonterías se pierde tiempo,lo cual es una pena porque la vida es corta y más cuando es por pequeñas tonterías y/o malos entendidos y/o actuaciones deafortunadas de 1 momento puntual...pero nunca es tarde y el amor,el cariño...al final acaba pudiendo con esas tonterías y con todo...
Me alegra verte feliz,contenta y que toda tu familia también lo esté,porque yo soy feliz también...
Un besazo gigante!
te quiero muchísimo!y no como lo dice hoy en día la gente que se lo dicen casi a cualquiera...te quiero muchísimo y de corazón,de verdad...con hechos...
Anoche te contesté y la mierda esta me ignoró no sé por qué. El caso es que yo también te quiero mucho y siempre has estado ahí y no sé cómo agradecértelo.
EliminarMil besos mi cielo y mil gracias por hacerme recuperar la fe en las personas :)
Hola Princesita.
EliminarDecirte que hoy es la 1ª vez que veo tu blog y me encanta.
Decirte que a mi, hace unos minutos también se me cáyo una lagríma, al leer el texto de la Familía, es emócionante leerlo, que coño, es súblime. Trillones de Besos made in Spain.
David.
muy bonia pizpireta!! y os quiero a mis dos bichititos!!
ResponderEliminarIsótropooooooo te quieroo millones hermanaaaaaaa
ResponderEliminar