Star memories

miércoles, 27 de noviembre de 2013

MI HERMANA CUMPLE 29 AÑOS

Bueno, hoy ya con toda la calma chicha del día después, me dispongo a escribirte algo que espero que ayer, 26 de noviembre, echases en falta: una entrada dedicada a tí en tu cumpleaños.

Pocas son las cosas (buenas y malas) que no te he dicho a lo largo de estos años. Y se quedan cortas las palabras ante tal admiración.
29 años... Ay Isa... parece ayer cuando hicieron esta foto (de la cuál no tengo recuerdos, pero la pongo porque en casi todas las demás, tienes cara de susto, as always).
Es un consuelo tener la certeza de que el día que falte alguien, familia o amigos, siempre te tendré a tí.
Espero ser el mismo consuelo para tí. Y espero transmitirte siempre, que puedes serlo.
(Si algún día es que no, tienes derecho a darme una colleja).
Tengo tantas cosas pensadas para el día que pueda agradecerte lo que has hecho por mí, que no tengo espacio suficiente en mi cabeza para albergarlas todas... Así que las apunto. Una a una. Para que no se me olviden. Incluída la casa en New Orleans y la Harley Davidson.
Quiero que vengas conmigo a cualquier parte del mundo a la que yo tenga posibilidad de viajar algún día... (posibilidades que muchas veces tú me has brindado).
Y es que no sé si sabes, pero hay muchas cosas que, aunque no lo creas, no sé hacer sin tí.
Somos dos almas independientes, en dos cuerpos independientes, con órganos y sentimientos independientes... pero hay una luz que me mantiene cerca de tí del mismo modo que si fuésemos siamesas.
Esos pelos tuyos, de niña y de joven, esos ojos grandes y expresivos, esa risa tonta que te entra a veces que parece falsa, esos grititos cuando te dan ataques de amor y me das todos los besos y abrazos que no me has dado en una semana...
Seguimos siendo esas dos niñas de la foto (quizá por eso nos conservamos tan bien): yo agarrada a tu mano para no caerme... y en el fondo para que tampoco te caigas tú.
Tengo muchas ganas de muchas cosas contigo, pero me centro en lo más cercano: celebrar tu cumple en Soria en una semana.
Hagamos de cada día juntas, un rincón inolvidable para el alma.
Te quiero... como si no hubiera mañana.

viernes, 22 de noviembre de 2013

Winter is coming

A veces las cosas no salen como queremos. A veces, y es una pena, los besos, los abrazos, el amor... se quedan a medio gas y en el tintero. Y a dónde van todas esas muestras de cariño, es lo que me pregunto muchas veces.
La gente te decepciona. Lo que no te mata te hace más fuerte... Y cuántas más veces caigo, desde hace un tiempo, más cicatrices siento. Más callo. Más dureza.
Me siento con menos ánimos de perdonar estupideces que se hacían con 15 años para empezar a tomármelas como ofensas que se infrigen a los 30. Me siento menos permisiva, más irascible, más exigente. Conmigo misma y con los demás. Más orgullo y mayor sensación de que mirar para otro lado cuando un amigo no me valora, no es lo que busco en mi vida.
Ganas de deshacer cosas. De establecer prioridades del mismo modo que aquellos que consideran que mis prioridades tienen que ir, por cojones, en 2° plano a las suyas. De dejar de hacer cosas que en realidad me gustan y disfruto porque no me siento valorada aunque piense que, de hecho, eso me hará más daño a mí que al grupo.
El sentimiento de abandono y desorden en todo aquello que conocías y creías que estaba bien. Como si la gente cambiara, se cegara con cosas que no me incumben, y se olvidaran de que lo importante es lo que tienes justo debajo de la nariz.
Intentas hacer las cosas bien, pero no funciona, hagas lo que hagas.
Y saber que ese desorden en mi habitación villacukiana, no es más, por mucho que me pese, que el reflejo de lo que está anidado en mi mente, mi corazón y mi estómago.
Volver a casa, con la sangre de mi sangre, y esperar recuperar un yo vago y lejano, semi difuminado por las lágrimas de darte cuenta de que se acaba Soria, y parece que el mundo allí creado, se autodestruirá en 7 meses...
La fortuna sonríe a los audaces.