Star memories

lunes, 23 de diciembre de 2013

Mamá, papá... Soy demisexual

Hace poco me he enterado de que existen varias calificaciones (además de las ya conocidas) para definir la sexualidad de una persona. Una de ellas, llamada demisexualidad, me hizo especialmente gracia. Me causó simpatía. Me hizo sentir identificada.
Respecto a lo que he encontrado del tema en la web, poco que comentar. La definición, a la wikipedia... Pero lo que me ha parecido especialmente curioso, es el bombo y platillo que he leído que se le da a esta orientación siempre hablando desde el enfoque de la asexualidad.
Yo nunca he sido asexual. Al menos nunca me he sentido así. Lo que he sentido han sido pavor y ataques de pánico a la intimidad con otra persona. Supongo que cada uno tendrá sus motivos, y no puedo decir que todos los casos sean iguales, pero yo parto de la base de que todos los seres somos sexuales. Incluso de que nacemos bisexuales, y luego ya decidimos por el camino...
Y yo no elegí ser lo que soy. Vino dado por una circunstancia en concreto, por una primera vez que estuvo más cerca de una violación que de un cuento de hadas. De ahí el pavor, cuando sientes que te arrancan tu identidad en un momento en el que esperabas encontrarte fuegos artificiales.
Siempre pensé que me gustaría el sexo. Y no digo que ahora no me guste, pero si de mi demisexualidad se trata, no pretendas que me vaya a la cama con un tío de una noche al que no conozco de nada y por el que no siento nada. Y con nada me refiero a "Lo siento, pero no me pones una mierda, aunque te haya dado un beso de película".
Creo que la sexualidad, y lo que se entiende por practicar el sexo y la importancia que le des, viene dada por una serie de circunstancias que rodean al individuo. Valores y miedos inculcados de padres a hijos, experiencias positivas o negativas en el conocimiento del otro a través de los genitales y, por desgracia, de tu género en un alto porcentaje de las veces...
No se trata éste de un discurso deontológico sobre los valores y miserias varias evangelizadas mediante una serie absurda de religiones rancias y abusivas. Se trata de uno mismo.
Yo soy una romántica empedernida, pero eso no me ha hecho ser demisexual. Me encantaría ser capaz de coger a un desconocido que me ponga a mil y vivir una noche de sexo desenfrenado mancillando hasta las escaleras del portal... Pero no puedo. Me gustan los orgasmos, me gusta disfrutar de mi cuerpo y me ponen cachonda según qué personas. Algunas incluso inesperadas. Pero llegada la hora de la verdad, no puedo.
Que nadie se eche las manos a la cabeza y se esconda y escude en el "cada uno es como es" o me tache de termostato de ningún tipo. Detrás de la demisexualidad (y no quiero decir detrás de todo tipo de demisexualidad o asexualidad), no se esconden valores de respeto personal, o de no sentir absolutamente nada (nadie es de piedra), ni las creencias de cada cuál, ni ganas de provocar a otro y dejarle a medias. Detrás de la mayoría, me atrevo a decir como es mi caso, se encierran en realidad los complejos. Hacia uno mismo, hacia nuestro propio cuerpo, hacia el ridículo y la mofa. Al no saber qué hacer y al miedo que nos da experimentar, tirarnos a la piscina. En mi caso, porque la primera vez que lo hice me dejó destrozada física y psicológicamente. Y duele dejar entrar en esa parte tan dura de ti mismo, que has ocultado con tanto mimo debido a su fragilidad, al torbellino de emociones que causa depender del ejército de Atila. El miedo a no ser entendida, a ser tachada de rarita. Lamentablemente también el miedo al odiado "calientabraguetas" o a que un "no" se tome como un "insiste un poco más". A la crítica del otro cuando, a pesar de amarte y amar tu cuerpo, te sientes estúpida en sus brazos. El miedo al rechazo y al abandono tras una primera vez, porque tu cuerpo igual necesita un segundo intento para relajarse y ser espontáneo (ocurre, doy fe). Porque si de aquella primera vez tardé siete años y un erasmus en levantarme, ¿qué clase de hombre querría a una mujer herida de este modo? ¿Qué pasará si no me apetece con un extraño cuando aquel de la primera vez decía ser mi mejor amigo y se llevó tanto de mí? ¿Para qué volver a ponerme en una situación de peligro y arriesgarme a que la palabra "no" vuelva a atascarse en mi garganta?
Pues por una sencilla razón: porque vivo en una sociedad que inculca a la víctima que debe protegerse, pero no a un agresor que eso es un delito grave. Y si la víctima no se protege, su argumento sería que yo misma me metí en eso porque quise. Que yo provoqué esa situación. Y volvemos a la pescadilla que se muerde la cola.
Porque según lo investigado, se necesita un fuerte vínculo emocional para que una persona demisexual mantenga relaciones sexuales. Pero yo creo en el amor a primera vista, y un vínculo se puede formar de una mirada, pero no siempre con la misma intensidad por ambas partes, lo cuál niega la premisa de que tenga que existir un fuerte vínculo con esa persona, o que deba ser tu pareja, puesto que no tengo pareja desde los dieciséis y mi primera y traumática primera vez fue a los dieciocho, a cinco días de cumplir diecinueve.
Así que duele el doble cuando te sientes capaz de volver a intentarlo. Cuando te vuelves pícara, provocadora... Cuando vuelves a ser tú con alguien ajeno, y te dan una soberana patada en el culo, acompañada o no de explicación.
Presupongo entonces, que la demisexualidad va asociada al vaginismo, ya que, sin excitación sexual, los músculos de la vagina se mantienen en tensión, no permitiendo la penetración, de ahí que duela... Pero, cómo dijo Alejandro Jodorowsky: "Cuando llegue el amado hombre de tu vida, tus cuatro labios se abrirán como si su falo fuera el Mesías. Él no empujará, será absorvido". (Y también doy fe de que esto es verdad.)
No me educaron para acostarme con todo perro pichichi, pero siempre fui una transgresora. Y de hecho nadie piensa, cuando me conoce por primera vez, que ese oscuro pasado pueda ser el mío. Pero es que no me gusta ir dando pena, aunque ahora sepa tratarlo con la convicción de que soy una superviviente. Que no fue culpa mía. Porque mi caso no es único, por desgracia.
Entonces, ¿qué queda? ¿Soy demisexual porque quiero o porque no he tenido más opciones dadas mis circunstancias?
Pensé que el ponerle nombre a mi orientación tendría sus ventajas... Aunque no estoy totalmente convencida de querer ser encasillada.

jueves, 12 de diciembre de 2013

Alexitimia

11/12/13
11:30

Aún me estremezco si se me vienen a la mente tus recuerdos. Ahora mismo como un volcán. Sin preaviso. Te has asomado a mi mente y a mi bajo vientre.
Esos besos furtivos, las miradas a través de la hoja de la puerta mientras me duchaba, las mañanas que empezaban con un beso y acababan enredados en la cama, los besos en público, escasos, mezclados con sabor a cerveza y la pérdida del autocontrol;
Pensar en tí me crea ansia, dolor de cabeza, necesidad de tenerte delante y dudar entre besarte otra vez o darte una bofetada... Pero sobretodo, pensar en tí hace que se me salten las lágrimas. Que te extrañe, que se me pare el corazón, que te odie y que mi estómago se llene de mariposas.
Hiperventilando... es eso o dejar escapar un suspiro.

miércoles, 11 de diciembre de 2013

¿Te haces viejo de repente?

Me siento gruñona. Como una abuela. Como si las cosas hubiesen dejado de ser para mí simplies niñerías y empezase a llamarlas por su nombre, a tomármelas por lo que valen.
De repente tengo conciencia del tiempo. Del que dispongo, del que pierdo y del que ha pasado.
Me pregunto si la vejez llega de repente. Me siento menos niña, menos segura y capaz de conquistar el mundo con el dedo meñique.
Tiendo a alejar a la gente de mí. Últimamente estoy huraña...
No es mi autoestima. Me miro al espejo y soy consciente de lo que veo. Veo a una mujer hermosa, a una niña sonriente... pero no me creo que alguien más pueda desear eso.
Estoy atrapada en una edad. Yo que decía que el amor no entendía de eso.
Estoy atrapada en el patriarcado. Creo que sólo puedo gustar a alguien de mi misma edad o mayor... Porque no es natural que una mujer ande con un joven, pero sí que un hombre, ande con una.
En el ambiente universitario en el que me muevo, lo más normal es encontrarme con chicos menores que yo... Y cada vez que uno se me acerca, lo aparto. "Yogurines", les llamo... Como si quisiera dejar claro que son demasiado pequeños... aunque no tengan por qué. Creo sinceramente que no es su edad lo que me asusta, si no la mía. Temo que salgan corriendo al saber cuántos años tengo en realidad y que piensen que no entienden qué hago en un ambiente de este tipo...
Y ante el miedo a ser rechazada, me adelanto sin preguntar y les rechazo yo. Pongo una barrera. Y la pongo yo. No sea que alguno la ponga antes y raje este delicado corazón de cristal que últimamente parece romperse casi hasta con moverme.
Siento como si ya nada fuese a ser lo que era... Como si el irremediable paso del tiempo me estuviera arrastrando, despojándome de mi trono.
Por primera vez echo en falta lo que no hice: por qué no estudié más, por qué no abracé más a mis padres y hermana, por qué no intenté ser mejor hija, menos rebelde. Por qué no pasé más tiempo de calidad con aquellos a los que, a pesar de estar a sólo 200km, echo tanto de menos...
Me pregunto si son ellos los únicos que me entienden. Me pregunto si al pasar tanto tiempo con la gente de aquí y no sentirme realmente valorada o entendida, discuto tanto o me afectan tanto las cosas con ellos... ¿es posible que mis verdaderos y mejores amigos, con los que no puedo pasar tanto tiempo porque no están cerca, son sólo un espejismo que la distancia hace posible? Y me vienen las tristezas... Y me cuesta cada vez más llorar. Les pongo diques a mis ojos para no sentirme más débil de lo que ya me siento.
Se me ha olvidado flirtear con la vida. Guiñarle un ojo de vez en cuando y tirar para adelante.
Yo sé quién soy, aunque me sorprenda a mí misma a veces. Pero empiezo a dudar de si los otros me conocen.
No entiendo porqué aquí, en varias ocasiones, no encajo. Y cuando creo que podría hacerlo, me doy cuenta de que en realidad no quiero hacerlo.
Muchas risas, muchas palabras, muchos "qué tal"... me parecen falsos e irreales. Nada creíbles. Con doble sentido. 

No hay marcha atrás. No puedo acabar aquí y volver a casa con el rabo entre las piernas y seguir viviendo de papá y mamá. Es hora de empezar a ser yo quién les devuelva todo lo que han hecho por mí. Pero da un miedo de cojones. Y a lo mejor, para no perder todo lo que tengo, prefiero alejar de mí lo que sé que no volverá a ser como era. Aunque me haga sentirme sola. Y sentirme una mierda por haber hecho daño a quienes en realidad quiero tanto. Y porque al alejarlos, el no sentirme valorada por ellos se da por hecho... Porque me reafirmo en mi convicción de que no son reales.
Me pregunto si es cierto que las cosas han cambiado tanto o soy yo la que lo ha hecho. Ahora prefiero tragar saliva para pasar el nudo en la garganta en vez de abrir las compuertas de la presa.
Arrastro los recuerdos como el fantasma de Canterville arrastraba su pesada bola... Sé que soy inteligente. Sé lo que puedo aportar. Pero ya no sé dónde está mi sitio.
Parece que se me haya olvidado cómo se ama a un extraño. Como si me aterrase la idea de dejar entrar a alguien más. Quisiera pensar que es porque en mi corazón ya no cabe nadie... pero en realidad me mata la idea de que quizás soy yo quién ha perdido el toque de ser amada por los demás.


Hoy es 11/12/13, la última fecha secuencial que viviremos jamás...




miércoles, 27 de noviembre de 2013

MI HERMANA CUMPLE 29 AÑOS

Bueno, hoy ya con toda la calma chicha del día después, me dispongo a escribirte algo que espero que ayer, 26 de noviembre, echases en falta: una entrada dedicada a tí en tu cumpleaños.

Pocas son las cosas (buenas y malas) que no te he dicho a lo largo de estos años. Y se quedan cortas las palabras ante tal admiración.
29 años... Ay Isa... parece ayer cuando hicieron esta foto (de la cuál no tengo recuerdos, pero la pongo porque en casi todas las demás, tienes cara de susto, as always).
Es un consuelo tener la certeza de que el día que falte alguien, familia o amigos, siempre te tendré a tí.
Espero ser el mismo consuelo para tí. Y espero transmitirte siempre, que puedes serlo.
(Si algún día es que no, tienes derecho a darme una colleja).
Tengo tantas cosas pensadas para el día que pueda agradecerte lo que has hecho por mí, que no tengo espacio suficiente en mi cabeza para albergarlas todas... Así que las apunto. Una a una. Para que no se me olviden. Incluída la casa en New Orleans y la Harley Davidson.
Quiero que vengas conmigo a cualquier parte del mundo a la que yo tenga posibilidad de viajar algún día... (posibilidades que muchas veces tú me has brindado).
Y es que no sé si sabes, pero hay muchas cosas que, aunque no lo creas, no sé hacer sin tí.
Somos dos almas independientes, en dos cuerpos independientes, con órganos y sentimientos independientes... pero hay una luz que me mantiene cerca de tí del mismo modo que si fuésemos siamesas.
Esos pelos tuyos, de niña y de joven, esos ojos grandes y expresivos, esa risa tonta que te entra a veces que parece falsa, esos grititos cuando te dan ataques de amor y me das todos los besos y abrazos que no me has dado en una semana...
Seguimos siendo esas dos niñas de la foto (quizá por eso nos conservamos tan bien): yo agarrada a tu mano para no caerme... y en el fondo para que tampoco te caigas tú.
Tengo muchas ganas de muchas cosas contigo, pero me centro en lo más cercano: celebrar tu cumple en Soria en una semana.
Hagamos de cada día juntas, un rincón inolvidable para el alma.
Te quiero... como si no hubiera mañana.

viernes, 22 de noviembre de 2013

Winter is coming

A veces las cosas no salen como queremos. A veces, y es una pena, los besos, los abrazos, el amor... se quedan a medio gas y en el tintero. Y a dónde van todas esas muestras de cariño, es lo que me pregunto muchas veces.
La gente te decepciona. Lo que no te mata te hace más fuerte... Y cuántas más veces caigo, desde hace un tiempo, más cicatrices siento. Más callo. Más dureza.
Me siento con menos ánimos de perdonar estupideces que se hacían con 15 años para empezar a tomármelas como ofensas que se infrigen a los 30. Me siento menos permisiva, más irascible, más exigente. Conmigo misma y con los demás. Más orgullo y mayor sensación de que mirar para otro lado cuando un amigo no me valora, no es lo que busco en mi vida.
Ganas de deshacer cosas. De establecer prioridades del mismo modo que aquellos que consideran que mis prioridades tienen que ir, por cojones, en 2° plano a las suyas. De dejar de hacer cosas que en realidad me gustan y disfruto porque no me siento valorada aunque piense que, de hecho, eso me hará más daño a mí que al grupo.
El sentimiento de abandono y desorden en todo aquello que conocías y creías que estaba bien. Como si la gente cambiara, se cegara con cosas que no me incumben, y se olvidaran de que lo importante es lo que tienes justo debajo de la nariz.
Intentas hacer las cosas bien, pero no funciona, hagas lo que hagas.
Y saber que ese desorden en mi habitación villacukiana, no es más, por mucho que me pese, que el reflejo de lo que está anidado en mi mente, mi corazón y mi estómago.
Volver a casa, con la sangre de mi sangre, y esperar recuperar un yo vago y lejano, semi difuminado por las lágrimas de darte cuenta de que se acaba Soria, y parece que el mundo allí creado, se autodestruirá en 7 meses...
La fortuna sonríe a los audaces.

miércoles, 16 de octubre de 2013

Y después del vídeo, le ponemos fin a la autocompasión. And after the video, we say stop to selfpity



A lo mejor ha llegado ese fatídico momento en el que algo dentro de tí te dice "it's time to move on" (es hora de avanzar). Suele llegar cuando esa persona que aún amas y seguirás amando, cambia su estado en facebook de "soltero" a "tiene una relación con...". Te da un vuelvo al corazón, que se para durante dos segundos que parecen minutos, se para la sangre, dando como resultado unas manos que se hielan como si estuvieras cadáver y tiemblas, leve e imperceptiblemente, pero sabes que estás temblando. Quieres llorar, pero no lo haces. Le pones en "conocidos" para que no tenga acceso a tu información, le eliminas de tu lista de "últimas noticas" o "recibir notificaciones" y te vas a dormir, sabiendo que tardarás en entrar en calor aunque tengas el nórdico puesto y que probablemente soñarás con él, deseando en bajito que sea la última vez que sucede, intentando conseguir que el olvido sea más fácil, las lágrimas menos amargas y que el recuerdo de un paraíso que se quedó en esa isla griega, junto con lo que queda de nosotros, pase a ser tan sólo una niñería. Una de esas cosas que uno hace cuando es joven e inexperto. Una cosa que fue una vez, pero que será mejor en un futuro. Y como un mantra repetir que deje de pensar en que algún día será posible, en que tengo que terminar esa historia, que ahora es cuento, de lo que un día quise escribir sobre lo que ocurrió entre él y yo, que lo que pasó, a lo mejor fue mentira de su parte y yo sólo fui boba... porque olvidarle, parece más fácil si me produce indiferencia... Porque dos años después de aquello, aún a veces lloro por la noche si me da por pensar y darme cuenta, de que su calor ya no me acompaña en la cama. Ni su mirada al despertarme, ni su cuadriculez alemana, ni sus ojos color oro, ni sus lágrimas de niño cuando soñaba que su padre le alejaba de la isla y de mí...
It's time to move on, se repetía ella cuando una lágrima se asomaba tímidamente en sus ojos.




Maybe the fatal moment when something inside of you says "it's time to move on" has come. It usually happens when that person you still love and you will be loving for a long time, changes his fb status from "single" to "in a relationship with...". Your heart skips a beat (even two) and it stops beatting for two seconds that feel like minutes, your blood flow also stops, and that's when your hands feel cold as a corpse's hands. And you start shaking, in a slow and imperceptible way, but you know you are shaking. You want to cry but you wont. You add him to you acquaintance list, you delete him from your "show in new feed" list, untick the "get notifications" buttom and you go to bed, knowning that it will be hard to get warm even when you are sleeping with your nordic comforter. And you know you'll probably dream with him, wishing in lowe voice this will be the last time. Trying to make easier to forget, trying to cry less bitter tears, and trying to turn the abandoned memories from a Greek island paradise, among with what's left of us, into "just a childish thing". In one of those things you do when you are young and naive. A one time thing, that will be better in a future. And like a mantra, repeating to myself: stop thinking it will be possible someday, stop thinking you have to finish that story I wanted to write about what he and I were once, because it has become a mere fairy tale, and think that maybe, what happend between us was just a lie for him and I was just a silly girl... because forgetting about him, looks easier if I feel nothing about it... Because two years after that, I still crying sometimes at night if I realize his warm doesn't keep me company in bed anymore. Neither his look when I wake up are there anymore. Neither his square Germany mind. Neither his golden eyes. Neither his tears when he used to dream that his father was taken him away from the island and from me...

It's time to move on, she kept repeating herself when a tear was shyly appearing on her eyes.

sábado, 7 de septiembre de 2013

Un final y un principio

Un curso nuevo a punto de empezar y la gente ya empieza a llegar a su destino. Sobre todo los erasmus...
Yo esta vez lo contemplo desde la barrera. Gente que se va, gente que se queda... Y yo con un último curso a las espaldas que me produce el mismo nivel de miedo que de ganas.
Me doy cuenta de que cuando llegue a Soria, podré contar como que han pasado dos años desde que estuve en Grecia y sólo siento nostalgia.
Nostalgia del amor perdido, nostalgia de los amigos, nostalgia de haber hecho las cosas diferentes, nostalgia de pensar que a la gente que no se lo merecía, debiera haberle dado menos importancia, nostalgia de un país que me ha llenado tanto y que se ha quedado una parte tan grande de mí...
Y no menosprecio Soria. Una ciudad tan pequeña que tiene un espacio tan grande en mi vida y en mi corazón.
Estoy a punto de empezar 5º de Licenciatura de Traducción e Interpretación. Mi último año, aunque parezca mentira. Aunque algunos pensasen que no lo acabaría nunca, está ahí.

Y la gente (los amigos) que se han ido ahora de erasmus, no van a coincidir contigo este año ni te van a ver con la borla y la toga... Y van a vivir el año más inexplicable e increíble de sus vidas siempre y cuando se dejen llevar por la magia.

Y yo voy a volver a crear mi magia desde cero.
No sé si siento pavor, desconcierto, inquietud... porque todo se mezcla con ilusión y parece que no termino de aclararme.

Puede que sienta que ojalá pudiera compartirlo contigo, y que aquello que vivimos en Grecia no hubiera terminado nunca o simplemente me de cuenta de que igual no fue para siempre porque no tenía que ser... Y estoy deseando ver qué me espera a la vuelta y aunque emocionalmente estoy tranquila (es una de esas pocas veces en las que puedo asegurar que mi corazón y mi mente no están dando un brinco constante saltando entre una persona u otra, volcando mis energías en un amor pasajero), parece que estoy expectante por saber si habrá un amor que me haga sentirme como aquella vez contigo, porque es algo que no se vive todos los días. Pero más me tienta saber qué va a pasar conmigo.

Ahora se trata de mí. De perseguir un sueño. De llegar a mi meta y no quedarme varada. Me emociona pensar todo lo que puedo llegar a lograr si hago un esfuerzo. Porque ahora sé que el tiempo pasa tan rápido que apenas nos damos cuenta. Que aún es septiembre pero sé que cuando menos me lo espere, estaremos en Navidad... Y me siento como en una contrareloj, dispuesta a luchar e ir a por todas.
Este curso no es tiempo de dormir y relajarse. Es el momento de luchar la batalla final.

Esta guerrera de la luz ya ha empezado a afilar su espada y a calibrar su arco.
Ya no se permite que otro consiga su sueño a costa del mío.
He aprendido la lección, la he procesado y es hora de poner en práctica lo adquirido a través de la experiencia

Tengo muchas ganas de ser feliz.

martes, 30 de julio de 2013

Cosas que dan que pensar

Después de una mañana en la playa, he reflexionado.
He pasado la mañana en una zona rodeada de gente joven. Más jóvenes que yo. Grupos de chicos y chicas, con sus juegos, sus risas, sus conversaciones cotidianas... Yo iba en familia. Mis padres, mi hermana y meno meno...
Me he planteado qué diferencia había entre ellos y yo. A parte de la evidencia, que es que ellos viven en una zona costera. Me he planteado por qué yo no puedo tener un día como el de ellos, libre de preocupaciones, sobre todo ahora que me encuentro tan agobiada y frustrada. Por qué yo no puedo dedicar un día o un finde a subir al Norte con Criss, Ivi, mi hermana, mi prima... porque no es por falta de un grupo de amigos variopinto... Y entonces me he dado cuenta de que es porque vivo en una comunidad autónoma sin esperanza. Castilla y León está herida. No hay trabajo, no hay dinero, no hay salida, no hay esperanza.
No puedo irme con mis amigos casi ni a la piscina, por sus elevados precios, porque no tenemos recursos económicos que nos saquen de esta axfisiante vida.
Y eso frustra. Y deprime. Te ahoga.
Si no hay posibilidades, ¿qué nos queda?
Debo hacer algo. No soy capaz de sentarme aquí a mirar como nos hundimos.
No se puede estar más frustrada.
De aquí, desde el más profundo pozo de mierda, sólo me queda una salida, y esa es subir hacia arriba.

viernes, 26 de julio de 2013

VillaCuki 4.0

Ahora sí.
Gianluca está rumbo Italia y oficialmente puedo decir que se ha acabado el curso 2012/13... Oficialmente VillaCuki 4.0 pone un "to be continued" a un año cargado de sorpresas.

El shock sufrido al volver de un erasmus en un paraíso no fue plato de gusto. Llegué a Soria tarde, herida, triste y con mil historias que contar.
Los efectos de la gente del pasado calan hondo. Al menos en mí. Es bueno saber que otras personas que conocí y se convirtieron en mi familia, han hecho que otros pasen a ser parte de mi mundo de amor.
Creo que mi 2º año de carrera fue un punto y a parte en mi vida. Y eso se ha ido demostrando con el tiempo.
Gracias a Giorgia, Fabri y Ross aparecieron en mi vida como un viento fresco directo desde Nápoles.
Y ahí comenzó todo. Porque llenaron la casa de amor.
Y es que yo, aunque para algunas cosas sea independiente, para otras necesito de eso, de un vínculo. De una familia.
Sin vosotros, nada de lo ocurrido y ninguna de las personas maravillosas que han pasado por Soria, formaría ahora parte de mi vida.
Llegásteis y lo unindásteis todo. Aceptando mi locura y mi particular manera de ver la vida. Salimos esa primera noche y conocí a Alice, a Luca, a Antonio, a Alice V., a Alessio... Yo iba con pies de plomo. Recuerdo que no quería resultar demasiado efusiva y que tampoco tenía claro que ellos me caían bien. Venía de Grecia, de otro mundo, y no me sentía con fuerzas de coger cariño a nadie para volver a despedirme al final.
Hablé mucho con Ross esa noche. Se quedó conmigo en mi primer día de vuelta a Soria. Empezaba a ver las caras conocidas de los amigos que ya no reconocía como tales. Que me era difícil comprender cómo habíamos sido tanto y nos habíamos convertido en tan poco después de un año sin vernos.
Como Fabri y Ross eran "VIP" (guiño a los dramas erasmus y las fiestas a los que no todos quedan invitados), conocí a las sardas también, Flavia y Giulia. No sé qué primera impresión causé yo, porque estaba un poco perdida esa noche, pero yo seguía mirándoos a todos con recelo. Elvira y Xavi también estaban allí. Y Gabrielle. Y los alemanes (yo que venía de un año adorando cualquier cosa que tuviese que ver con el país germano).
Voy recogiendo retazos de recuerdos. Probablemente no los tengo todos. Pero llegó Little Italy. Había oído hablar de un tal Borja (que se sabía mi vida en verso y yo no tenía ni la más remota idea de su existencia) y lo conocí un poco más aquella noche (después del primer encuentro en medio de la calle, dónde yo tenía a un oso enorme colgado de un brazo; por el otro brazo del oso se encontraba Elvira, y el oso, era Fabri).
Allí conocí a Ioana y me reencontré con Carla. "Sólo" compartíamos la casualidad de que ambas fuésemos a Corfú de erasmus y que ella fue quién me recordó que de cada lugar, es necesario ver el sentido de hogar que nos aporta.
Lejanos quedan los comentarios que escuché sobre un coro, un tal Daniel y la gracia que me hizo, pues me gusta cantar, pero no sabía si como para dedicarle horas a ello.
Una noche, no sé cómo ni por qué, apareció Cristian. Recurriendo al coro otra vez, me hizo una prueba (casting Factor X), mientras me acompañaba a casa. Qué cosas más tontas.
Allí me presenté. Un ensayo de coro. María, que me dio miedo al principio, de primeras, como la típica hippie que te mira pensando "dónde va esta pija". Pero sólo fueron dos segundos porque al tercero, me dejó ver su luz. Soraya, que no callaba. Sara, que hablaba más bien poco y yo aferrada a Carla y Alice, que eran lo único que conocía.
Como Fabri era "el fisio" del equipo de volley, apareció en escena un personaje salido de no sé dónde. "Le gustas", me decían. Y yo me hacía la longuis. Más tarde se convertiría en Luis, mi hermano.
Y en una fiesta improvisada, intentando escaquearme de otra fiesta con la gente de clase, conocí a Juan. Un muchacho también de la familia corfiota, que me ha dado muchos dolores de cabeza y muchas alegrías.
Y llegó el momento de las despedidas. Odiosas. Y yo pensaba que me quedaba sola. Sin mi familia.
Se fueron yendo con cuenta gotas, y yo pensaba que no me quedaban más lágrimas. Porque se fueron Fabri y Ross y la casa se me hizo grande y la existencia vacía. Y fueron dos meses duros, mucho. Y fue más de una vez que volví a casa llorando. Fuese o no por los efectos del alcohol, pensando que cuando abriese la puerta de casa, ellos no iban a estar allí. Pero llegó Gianluca, y aunque las lágrimas seguían ahí, las sonrisas empezaron a multiplicarse, sacándome de la existencia triste en la que me había sumido. Y con él apareció también Marcelo, que casi llegó a convertirse en un sofá más del salón. Y volvió Javi de Finlandia. Y estaba Sergio, que me recordaba a Tony cada día. Y resultó que a clase llegaron también personas que merecía la pena conocer, como Bárbara, para recordarme que no todos en la carrera son imbéciles. Y quedaba Marjo, que era mi francesa especial con un corazón de oro.
Volví a ver a Dani grande, y no olvido la noche que me encontré con Mike y Alvarito y me eché a llorar, que me recordaron que no todo lo que viví en mi 2º año fue con gente baldía, que me recordaron dónde comenzó todo.

Resulta que este curso, con sus idas y venidas, ha sido mejor de lo que yo esperaba.
Comenzó como un capítulo de "Game of Thrones". Pensé que necesitaba alianzas para sobrevivir. Pero las alianzas llegaron a mí sin esperarlo. Aunque hayan sido siempre de gente de fuera, que me recuerda que formo parte de algo.

No pongo puntos finales, si no suspensivos.
Gracias a todos por este año.
Como siempre, se abrirá otro capítulo por delante y, como siempre, tengo miedo a lo que vendrá, a quién vendrá, a qué me espera y con quién. Miedo a no teneros, como me ha pasado todas las otras veces.
Voy con pies de plomo otra vez, con la intención de no querer a nadie nuevo como os quiero a vosotros, pero no puedo prometerlo porque siempre acabo haciendo lo mismo.
Pero una cosa es segura: no voy a olvidaros.
No olvidé ni remplacé a Pauline en 1º.
No olvidé ni remplacé a Tony, a Giorgia, a Valeria, a Claudia, a Fra, a Cukifra, a Stasio en 2º.
No olvidé ni remplacé a Kelly, a Nina, a Betsy, a Amador, a Kevin, a Marco, a Luca, a Brownie, a Billy, a Dimitris en 3º.
No os olvido ni os reemplazo a ninguno. Porque VillaCuki tiene siempre sitio para todos. Y porque un día reclamaré a mi ejército de cukis para conquistar el mundo y ponerle un poco de luz y color a la vida.

Alessio: mi pequeña lavadora. Ese skater de pelo rojo con unos abdominales de infarto. Me has dado muchas risas, a pesar de que no hayamos estado tanto tiempo juntos. Eres un chico muy especial y muy inteligente. Nos veremos porque me debes una colada :P

Alice V. e Ilaria: las inseparables. Alice esa hippie bohemia e Ilaria, de carácter fuerte. Con poco nos ha bastado para llegar a entendernos. No perdáis lo bueno que tenéis.

Gabrielle, otro testarudo pero con sentimientos. Espero que todo vaya genial y hayas por fin dominado tu temperamento.

Sergio, mi pugliese. Me trajiste todos los recuerdos bonitos de Italia y todas las ganas de criticar al norte por su acento y su manera de conjugar verbos. Le pusiste sal a la vida en Soria y aún te queda una fiesta o dos más conmigo para cuando vuelvas (y una mochila que te espera en mi casa).

Giulia, sardina. Fue al final, pero fue bonito. Tan silenciosa tú pero con la mirada tan expresiva. Sigo pensando en casarme contigo, aunque tengo miedo a engordar porque cocinas demasiado bien.

Ioana, rubia sí, pero tonta no. Hemos pasado muchos momentos inesperados. Sobre todo cosas duras. Pero eres una tía fuerte, aunque no insensible. La transilvana. Nos vemos en septiembre. Así que no me despido de tí.

Xavi, mi belga. Mi chico raro. Me has dado igual número de sonrisas que de veces se me ha puesto la cara rara con tus chistes de humor... ¿belga? Un corazón de oro. Un sinsentido para esta vida que tiene a veces demasiados significados. Largos paseos, conversaciones trascendentales... pero sobre todo la sensación de que, mientras estuvieses tú, no tenía por qué sentirme sola.

Antonio, mi francesito de ojos azules. Mi niño pequeño. Todos tus gestos, tus miradas, tus sonrisas, estaban cargadas de inocencia. Al menos las que a mí me has dejado ver. Me provocas ternura. Me quedo con tu escena en la cocina el día que te ibas, sorbiendo una pajita, haciéndome la demostración de para qué servía y cómo se utilizaba el regalo que entraba en los choco-crispies.

Marjo, mi pequeña Marjo. Te conocí llorando y te despediste de mí llorando. No te imaginaba como eres. Has sido una grata sorpresa al final. Vales mucho mi niña. Más de que lo que crees. En poco tiempo te has hecho un hueco en este ránkin de cukis. Nos volveremos a ver.

Flavia, mi gata. La que me dejó el acento sardo cuando hablo italiano. Al final, pero no menos importante, fuiste un salvavidas. Me diste apoyo, me diste amor, me diste tu tiempo y me hiciste formar parte de tu vida. Y eso es algo que no voy a olvidar. Y siempre te echo de menos.

Elvi, mi pequeña gran cantora. La serenidad. Eso te define. Las buenas palabras, el buen hacer y el alma tan blanca que tienes. Si estabas tú, se llenaba la estancia. No había más, aunque no dijeses nada, no hacía falta. La elegancia y saber estar. No sabes qué feliz soy por haberte conocido.

Borja, ese pequeño gran desconocido. Ahora puedo confersarte que tu presencia tendía a bloquearme. No venía yo muy fina ni muy segura ni con muchas defensas de Corfú. Venía tan vulnerable que no supe manejar nuestra relación hasta que casi llegaba el final de curso. Tio listo, pero sobre todo mucha lavia. Un Casanova, pero siempre serás nuestro Casanova de la capi. Espero que Soria te haya aportado tanto como a los que hemos vivido en ella tantos años. Y nos veremos en alguna conferencia, tenlo por seguro. 

María, marichocho... Aún nos queda un año. Sólo amor. Por tí no hay más que eso... Y eso es mucho. Porque no he dejado de quererte nunca. Y eso tenlo siempre presente. Porque eres transparente para mí y yo intento serlo para tí. Y no sé mentirte. A tí no. Y aún me queda mucho amor que darte.

Juan, juanito cagalito. ¡Qué guerra me has dado! ¡Y cuánto me has hecho quererte! Aunque me hayas insultado... porque primero me llamabas tonta y luego concretabas que era por dejarme invadir el territorio por cuatro pelagatas descerebradas.... Demasiado cariño me has cogido. A ver si el día de mañana me das trabajo, anda, que está la cosa muy mala :P Te tengo a dos pasos (de momento) y habrá que aprovechar esa ventaja. Unos cafeses ricos de los que nos gustan y las puerta de VillaCuki abiertas mientras este Imperio siga en pie.

Bárbara a.k.a Barbra manoenpolla. :) La cosa más bonita que ha llegado a Soria. Un soplo de aire fresco y la idea de que no estaba todo perdido con la gente de traducción. Creo que no había visto persona que mirase tanto por mí casi sin conocerme de nada y que fuese tan generosa de compartir tantas ideas, tantas cosas y tantas posibilidades conmigo sin pensar jamás en que yo era una competidora. Echaba esa de menos en una carrera en la que cuando empezamos 1º, alguien debió de gritar "¡maricón el último!"... Y desde entonces están todos corriendo.

Marcelo, mi bulldog. La muralla. Mi bocachancla favorito y, a pesar de todo, parte de mi vida. Y quien ha compartido su vida conmigo. Su familia y sus amigos. Y eso me hace sentir importante. Porque cuentas siempre conmigo y procuro hacer lo mismo. Y da igual lo que yo necesite o a qué hora lo necesite. Siempre estás rondando. Y lo que me rondarás, ¡moreno!

Dani... qué decirte. Eres la Guardia Real. El original. Con lo bueno y con lo malo, sabes que te quiero. Que tenemos nuestras diferencias y que a veces seríamos capaces de matarnos, pero eres tú quién durmió en la habitación de al lado llenando el vacio que se quedó en VillaCuki. Eras tú quién a las tantas de la madrugada comía guarrerías conmigo en la cama mientras cantábamos Jarcha. Eres el tío mejor alimentado de Soria y sigues adelgazando, ¡cabrón! Si tengo alguna herida en el alma tuya, es porque te quiero más de lo que piensas. Siempre voy a mirar por tí, no importa qué pase.

Carla. Mirada felina. Qué raras son las circunstancias entre dos personas que sólo tienen en común lo que tenemos tú y yo. Qué grandes pueden llegar a ser determinados sentimientos de amor por ciertos lugares que nos encadenan irremediablemente a otras personas. Tú por mí y yo por tí. Y ha sido pelea constante de caracteres muy parecidos. Pelea entre nosotras y pelea de nosotras contra el mundo. Al final hemos salido ganando. Y no importan las distancias. Sólo estás a dos horas de ryanair como mucho.

Luis, mi hermano. Guardia Real también. Nos hemos hecho daño, pero eso es lo que les pasa a los hermanos: ni contigo ni sin tí. Has sido una muleta, una mano firme a la que sujetarme, un apoyo incondicional. Una persona como tú no se encuentra todos los días. Si lloras, lloro. Y a pesar de todo, no puedo dejar de quererte. Y me duele cuando no estás o siento que no te encuentro. Espero que sigas ahí cuando vuelva, porque no creo que lo consiga sin tí.

Ali... mi Ceci... qué grande eres siendo tan pequeña. Qué corazón tan inmenso y cuánto le has enseñado a esta viejita de corazón cansado. Sonrisa en los labios... como yo. Lo bueno es que cuando yo no soy capaz de sonreír, estás tú. Y desde hace tiempo sabes que yo también voy a ser esa persona para tí. Nos debemos un desayuno continental junto al mar y una sesión de risoterapia de sólo chicas. Una noche de brujería. Gracias. Es lo único que puedo decirte que a lo mejor no te haya dicho con tanta frecuencia. Gracias por haber sabido luchar contra mi testarudez y no haber perdido la esperanza. Haces que vuelva a tener fe en mí misma y que recuerde que al final, siempre acabo encontrado el camino y la fuerza para seguir.

Luca, mi opuesto.  Eres todo lo que yo no tengo. Todo lo que yo no soy. Al final va a ser verdad eso de que los polos opuestos se atraen... Aunque tú no tienes pinta de sentirte atraído por los opuestos, así que siempre será una interrogante saber qué coños viste en mí. Espero que algún día me saques de la duda.
Te quiero, lo sabes, pero yo no sé cómo lo he hecho para quererte. Porque dices todas las cosas que no quiero escuchar y tienes todas las manías que yo odiaba tener y acabé superando y eres un cabezón de aupa, un insolente y un listillo que lo sabe todo y tienes los ojos verdes más bonitos y la sonrisa improvisada más dulce del mundo. Y te quiero. Y ya. Y te jodes. Porque te lo voy a decir muchas veces.

Ahora, los "coinquilinos":

Fabri... eh luiiii... no tengo palabras. Eras mi primera imagen en la mañana. Los últimos días en Soria aún seguía girándome en la cama a mirar desde mi puerta a la tuya por ver si estabas. Aún me faltan tus abrazos y verte en pijama por la casa. Un pijama que a medida que pasaban los días te quedaba más pequeño porque tú eras más grande. Aún me faltan tus besos y sentir cómo me protegías. Tus labios llenos de vino tintados de azul. Tus masajes cuando dormía mal y me levantaba con una tortículis. Aún hecho de menos oírte cantar "Femanna" desde tu oficina, con o sin ukulele. Te echo de menos a tí.

Ross... mi muñeca. Mi princesa. No he sido la misma desde que no salgo a pasear contigo y nuestros gorros peruanos. No he sido la misma desde que lloraba por las noches porque ya no estabas. No he sido la misma desde el día que volví a casa después de que te fueras y VillaCuki ya no oliese a tí. Y no me gusta quién soy ahora, me gustaba quién era cuando estabas tú. Eras mi hermana, mi compañera, mi media naranja, mi inseperable siamesa. Compañera de juegos, de lágrimas, de sonrisas, de críticas, de amor, de lucha... yo podía enfrentarme a todo un mundo siempre y cuando tú estuvieras justo a mi lado. Eres la persona mágica que necesitaba este año. Gracias por haberme dado luz.

Gianluca, mi burp... que hubiese sido de mí sin tí (aunque me hubiese podido ir peor, lo sé). Me has dado las gracias y aún no sé por qué. No creo que te merecieras menos de lo que te dí. Igual incluso merecías más. Sin ti no creo que hubiera sobrevivido, o sí... pero prefiero no saber cómo hubiese sido el resto del año si tú no hubieras aparecido en mi vida. Tengo demasiadas cosas en la cabeza como para complicarme menos la vida, lo sabes... De momento es algo que no sé evitar, pero te prometo que intetaré practicar. No te voy a olvidar. Te echo de menos, no hace falta que lo diga. Y sabes que Timón y Pumba, juntos hasta el fin del mundo.

Y con esto, sólo puedo decir:

CONTINUARÁ...

jueves, 25 de julio de 2013

Colapso

Dichosos colapsos... malditos sean. Llega ese momento de una o dos veces al año. Ese verme sin fuerzas. Esa sensación de no querer salir de la cama, de no poder ni con mi alma, no sostenerse en pie y caerse de culo una y otra vez, viendo el mundo pasar desde la posición sentada.
Tengo todos y ninguno de los motivos. Creo entender, en el batiburrillo de mi cabeza, que la culpa la tienen sobre todo las cosas no dichas. Esas cosas que no se sacan fuera y acaban llenando una mochila liviana con una cantidad insoportable de piedras.
Ganas de llorar constantes, sensación de que me estoy perdiendo algo y todo, no reírse de las bromas y no disfrutar, por ejemplo, de mi familia. Y cualquier cosita duele, y saltas. Y te enfadas, te enfurruñas... pero no luchas. Ni siquiera para salir. Te dejas tragar por las arenas movedizas, incluso sabiendo que eso no está bien.
Pierdes la fe, la confianza... y el polvo de hadas que te hacía volar.
Como si un niño, en alguna parte del mundo, hubiese gritado "¡¡no creo en las hadas!!". Y como si en vez de un niño, hubiese sido un colegio entero... y entonces yo necesito de una humanidad que aplauda, que reviva a Campanilla. Para que no muera. Para que no me muera.
Y en vez de aplausos oigo silencios.
Y siento la angustiosa necesidad de abrazar árboles, de caminar descalza, de abrazar piedras y de perderme, de hacer como si nunca hubiera existido. Como si no hubiera pasado nada. Ser la mota de polvo dentro de una flor... y esperar a que un elefante rosa oiga mis gritos de auxilio.
O grito más fuerte o empiezo a comer galletas hasta convertirme en una Alicia del tamaño de un Castillo.
Creo que debí haber tomado la pastilla azul.
"Querida Bea,
¿Dónde estás? ¿Por qué te has ido sin mí?
Nadie va a volver, Marco no te va a llamar esta semana ni te importa y esos conflictos no se van a solucionar solos.
¿Borrón y cuenta nueva?
Voy a tirar la casa por la ventana. ¿Van a ser así las cosas? ¿La culpa es sólo de una parte?"
Qué más da... ahora está oscuro, pero sabes que siempre acabas viendo la luz.
Necesito unas vacaciones... o mejor un trabajo que no me deje pensar.
Quiero ganar una batalla. Desaparecer.
Un, dos, tres... splash!

domingo, 30 de junio de 2013

Qué esperar

Hoy el blog va dedicado a tí. Sí, a tí: Luca Manzotti. Aunque no te gusten las palabras en público de esta manera. Pero me da igual. Mi misión en esta vida siempre ha sido tocarte las narices y sacarte de tu testarudez y tu organización cuadriculada.
Quién me iba a decir a mí que ese pelo pincho de ojos verdes (sí, verdes, no marrones) que conocí en casa de Alice... ¡ah no! En "La Chistera" (la primera y única vez para los dos), se iba a convertir en ese algo que es amigo y algo más o no, o no se sabe, pero que es tan importante en vida y a la vez tan "rompe coglione".
Siempre has sido un pequeño misterio sin resolver para mí. No sé si nos ha unido la soledad de ver marchar a todos nuestros amigos (Ross y Fabri, Xavi, Elvi y Ali, Ali y Alessio, Gabri, Sergio...) o si realmente estaba predestinado que me acabases cayendo bien.
El caso es que ha sido una verdadera putada (ahí sí está bien dicho) verte marchar... Y ya se nota que no estás. Marcelo, Gianlu, Dani y yo, estamos como almas en pena, y sé que no es sólo el cansancio acumulado de esta semana.
Va a ser duro amor. Que te vayas a Grecia puede suponer dos cosas ahora mismo: que te ayude a estar mejor o que lo cojas manía porque eches esto de menos y no puedas contactarnos fácilmente. Ante eso sólo puedo decirte que estaremos aquí. Que no te agobies porque no vas a perdernos. Grecia es un lugar precioso lleno de gente peculiar pero muy parecidos a los españoles. Disfrútalo porque ese país, si le dejas, te acaba ganando el corazón.
Sé que es desgarrador. La vuelta a casa siempre es solitaria. Nadie entiende qué se siente si no lo han vivido y vas a echar de menos muchas cosas. Pero pasará. No lo vas a olvidar nunca, pero el sentimiento de abandono se suaviza con el tiempo, incluso aunque no quieras, porque es un dolor en el que vas a querer regocijarte, un dolor placentero. Los post-erasmus tendemos al masoquismo. Así de claro. Un año después del mío, soy consciente de ello.
Si tienes ganas de llorar, llora. No hay nada de malo en ello. Ya te he dicho que las lágrimas curan las heridas del alma. Y no te asustes si ocurre a menudo. También ese depósito de agua salada se acabará cerrando, o al menos se abrirá con menos frecuencia.
Piensa que si no hubiese sido auténtico y maravilloso, esos sentimientos, aunque sean de tristeza, no estarian. Y eso solo significaría que no viviste la experiencia hasta el límite.
 Nos dejas aquí, esperando tu vuelta, pero las distancias no se miden en kilómetros si no en las horas de avión que nos separan. Y esas son unas dos horas. Máximo tres. Como las que hay entre Valladolid y Soria.
Te prometo que voy a ir a verte. No será la última vez que nos hayas visto. No te vas a librar tan fácilmente de nosotros. Llámame pesada, pero no te libras de mis abrazos.
Sabes que yo soy más de hacer las cosas a tontas y a locas, pero eso no significa que no entienda el sentimiento que seguramente tienes ahora mismo de miedo a lo que va a pasar. Tú, tan planificador, no sabes qué puedes esperar de nosotros o de tí mismo de hoy a mañana o unos meses y no tienes manera alguna de escribirte un organigrama con el orden del día... lo bueno es que creo que podría asegurar que has aprendido en cierto modo a arriesgarte un poco más, a tener más manga ancha con las cosas que los demás planean por y para tí y a dejar que las cosas avancen por sí solas.
Echaré de menos a mi Woodstock. Ese chico italiano que me daba un poco de respeto, vamos, que me imponías. Ese terreno desconocido para mí que era tratar contigo sin saber si acabarías odiándome.
Hay una cosa que siempre recuerdo de tí y que me hizo sentir que ya éramos amigos. Fue una llamada tuya al salir del entrenamiento. Estabas esperándome en el Ogham. Querías tomar una caña conmigo y hablar porque necesitabas un amigo... Y contaste conmigo. Y eso significó mucho para mí.
Si tuviera que escoger dos grandes momentos contigo, seguramente serían ese y la noche de la peli "El Orfanato", porque nos quedamos Ross y yo a dormir contigo en el sofá. Al final va a resultar que voy a echar de menos dormir a tu lado y oírte hablar en sueños... Dices que no sabes sonreír, pero yo te he visto hacerlo. Mientras dormías incluso. Sólo te hace falta un empujón para seguir practicando y entrenar esos músculos que dices que no tienes.
Eres una persona muy especial, aunque a veces me parece que no te des cuenta de ello. Eres una mente de adulto en un cuerpo de niño y a veces eso te lleva a actuar de dos formas muy opuestas que algún día sabrás combinar.
Te mando un beso wireless y uno que no lo es. Seguramente ese beso que debería haberte plantado en la estación. No creas que no te lo voy a dar. Como amigos o como algo más un tanto extraño pero cuki.
Te quiero mucho. Te lo he dicho todo lo que he podido, aunque seguramente debiera haber sido más.
Eso no va a cambiar. Estés donde estés. Así que confía más en tí y en aquello que nos has hecho sentir a todos, robándonos un trocito de corazón.
Poteva essere una strage, pero no lo ha sido. Ha sido una bakanal de felicidad.
¡Te como!

sábado, 15 de junio de 2013

¿Es?

¿Qué es? ¿Qué no es? ¿Existe un motivo para ser? ¿Sucede de verdad? ¿Qué es la verdad? ¿Qué es en realidad lo que sucede? ¿Sucede siquiera? ¿Qué se escapa? ¿Qué se me escapa? ¿Cuál es lo auténtico de lo que necesito? ¿Lo necesito? ¿Qué cambia?
¿Qué es?

lunes, 10 de junio de 2013

Corazón dividido


A veces, y sólo a veces, aunque sea una sola vez al año, me suceden estas cosas.
Un desequilibrio anímico, un pensamiento profundo, una sensación de vacío.
La visión del alma partida, el corazón dividido.

Ese momento en el que sabes que quieres amar algo, o a alguien, y no se puede o no sabes y se te viene todo encima.
O querer buscar el amor en los lugares equivocados, dónde la gente esconde lo que realmente siente y dónde yo no entiendo si es que se espera algo de mí.
Una tensión dentro, en el estómago, que es donde todo cobra vida. Donde sientes mariposas, nervios y tensión. Y más abajo.

Cuando tienes la impresión de que las cosas se te quedan pequeñas o todo te viene demasiado grande.
Los recuerdos del pasado que te atormentan. Creer que las cosas ocurren especialmente (y especiales) cada nueve años. Perder la esperanza de que fue especial. Hacer y decir tonterías que no obtienen respuesta.
Seguramente dirigir gestos únicos para las personas equivocadas. Y ser consciente de ello pero perdonarme a mí misma porque no sé hacerlo de un modo diferente.
Hacerte más vieja, pero no confiar en ser más sabia.
Seguir siendo de buena tonta, pero ya no tanto.
Y pensar que algo se acaba. Que no queda tiempo para nada.
Que duele, que estoy inquieta, que algo cambia... Y necesitar una energía que he consumido, que quiero recuperar.

Y que a lo mejor sean imaginaciones mías. Que sea la época de exámenes y eso me trastoque.

Y que sea de esas pocas veces en las que escribir, no hace que me sienta más tranquila.



domingo, 31 de marzo de 2013

Fragile

Querido tú: yo también te echo de menos.

No sé si será saber que tengo que dejar a esa persona que tanto adoro allá donde no quiero y sé que tú entiendes lo que siento.

Y te echo de menos y no te lo digo porque yo no he tomado ninguna de estas dos decisiones.
Me hubiera bastado con un "sí" a tantas veces que quise poner tiempo y espacio entre nosotros. Pero no quisiste cogerlo.

No sé si te culpo. Sé que no te odio. Que tengo miedo a que me odies porque te prometí seguir siendo tu amiga pasara lo que pasara... pero quizás quise mentirme a mí misma cuando te dije eso... porque sé que no puedo. No puedo porque no has sido capaz de escogerme a mí y yo me merezco mucho más. Merezco ser la elección y no una opción... Quizás por eso también sé que ni siquiera cuando pase el tiempo podré perdonarte esa pequeña parte... Porque tengo que encontrar a esa persona que no escoja por encima de mí. Sobre todo cuando es consciente de que la felicidad no estaba donde creía encontrarla. Cuando te das cuenta de que la persona que amas no te ama, el amor por tí mismo, el atisbo de orgullo, te dice a gritos que no era la perfección que creías... Porque yo sé amar sin medida, y cuando fui yo la que estaba en tu lugar, a pesar del dolor, supe verlo. Y soy más joven. Y más inexperta... Pero a lo mejor me amo más de lo que tú sabes amarte a tí. Porque a mi me dieron alas.

Tantas veces que pensé que a lo mejor eras sólo un capricho... y ahora me haces falta. Y hubiera hecho el amor contigo, porque ya no había culpa por sentir lo que sentía...

No creo que lo pensaras bien. Puedo saber a quién quiero culpar, pero ya no importa nada. No hay marcha atrás. De momento esa persona ha desaparecido de mi mundo... Y eso haré contigo con el tiempo.
Implicamos a demasiada gente. Me siento culpable. Sabía dónde me metía. Es otra de las cosas que apunto a mi lista de "lo que no voy a volver a hacer".

Ojalá pudiera borrar todo. Si borro lo bueno, desaparecerá lo malo, pero imagino que si las cosas suceden por una razón, esa era la manera de descubrir cómo eran realmente determinadas personas.

Echo tanto de menos tantas cosas. Ese primer semestre sin saber que existías. Porque eso significa que Napoli seguía conmigo. Que esa persona que es mi vida, seguía allá donde yo me sentía segura.

Creo que no quiero volver. Lo dejaría todo si alguien me asegurara que entonces esa persona estaría
conmigo... No sé si quiero volver si eso significa ver tu cara de niño y recordar tus abrazos y tu sonrisa. Porque ahora mismo necesitaría tanto un abrazo tuyo...
Nunca sabré cuál fue la canción que te recordó a mí, ni lo que se siente si me besas en la nieve, o bajo la lluvia.

Ahora no se trata de tí. Si no de mí. Quise arreglar tu corazón y casi me olvido de que yo tengo uno que late con demasiada intesidad, pero que es frágil.

Supongo que demasiadas cosas suceden en momentos inoportunos. Yo en tu vida y tus decisiones en la mía.
Demasiado tarde para volver atrás.
Te echo de menos, pero eso no cambiará nada...

lunes, 18 de marzo de 2013

Unexpectable

Hay cosas que suceden sin ser esperadas. Momentos y situaciones que no te esperas. Que quieres evitar.
Arriesgarse o terminar. Jugárselo a una tirada o sacar bandera blanca. Tablas.
El pánico me agarra la garganta, los intestinos... Quedarse o dar la espalda sin mirar atrás.
Es arriesgado. Todo y nada.
Nadie me dijo que volvería a caminar por la cuerda floja. No sé si quiero que te quedes o incluso si quiero irme yo.
No sé cómo hacerlo. Quitar esa dependencia. Tuya y mía.
Actuar consecuentemente por primera vez. No racionalizando, pero sí salvaguardando mi pobre corazón.

Funny how you're the broken one
But I'm the only one who needed saving

No es cuestión de ser el herido y que otro se ponga la venda. Es cosa de que resulta extraño que tú tengas el corazón roto pero sea yo la que necesite ser salvada.
No soy el parche, el comodín o el bastón de apoyo. No sé qué pasa o que pasará. Hay algo que decir, algo que hacer... y todo me da miedo. Hacerlo y no. No soy dependiente. Quiero que te vayas y que te quedes porque estoy asustada. 
No puedo ser el héroe de la película. Tampoco ser la mala. Y a veces hasta me cuesta respirar si lo pienso. 
Se trata de tomar decisiones que beneficien a todos. Se trata de no salir perdiendo. De que, por una vez, no sea yo quien salga perdiendo.

No puedo evitar salir corriendo. No puedo evitar tener frío y miedo. Porque no sé qué siento o cómo lo siento.

A lo mejor he crecido con el tiempo. A lo mejor esta vez quiero ser lo mejor para tí. Y eso significa ser la amiga que te da el empujón, pero no la amante que espera.

Quizás sólo quiero un abrazo y un último beso. Aún queda tiempo.

martes, 12 de marzo de 2013

Ironía

¿Es necesario o siquiera útil sentir las cosas con demasiada intensidad? ¿Es sano? ¿Habitual? ¿Tal vez común? ¿Es acaso importante? ¿Beneficioso? Sentir no es racional. A veces, en ocasiones como estas, me gustaría que lo fuera. De ese modo no habría lágrimas, emociones encontradas, preguntas... No sé en el fondo de dónde viene esa tristeza... no alcanzo a descifrar si viene por el pasado, por el presente o por el futuro incierto. A lo mejor es simplemente por el amor caduco y el que caducará. No por aquellos que no lo quisieron ni lo querrán, si no por quienes lo necesitan y no son correspondidos con la misma moneda de cariño. No busco respuestas a todo. Intento encontrar la felicidad. El punto medio. Intento no sentir cuando la ocasión no lo requiere, pero nunca lo consigo. A veces simplemente es como llenar un depósito de agua. Una presa demasiado pequeña y no poder contenerla.
El destino es tan irónico que creo que aún estoy escuchando sus carcajadas.

lunes, 4 de marzo de 2013

Pido la jubilación

No es justo. No tiene sentido. Quiero la jubilación. Sí, la jubilación de mi corazón: loco, desbocado. Deja de perder los papeles, por favor. Deja de buscar mariposas, arcoiris, sonrisas bonitas, encantos y fuegos artificiales. Dame un respiro para recuperar la cordura y organizar mis ideas. No es sano que sigas así. Nos vas a volver locos a todos y de hecho, yo ya no puedo más. Me dueles. Me haces envidiar el peligro, me tiras por cada acantilado sin mirar siquiera si hay agua debajo. Me dejas desnuda delante de un aula llena. Me subes a una montaña rusa y me quitas el seguro cuando llega el luping. ¿Acaso me odias? ¿No te das cuenta de que si yo me apago, tú te apagarás conmigo? Sí, no son tus decisiones. Ni siquiera son las mías, pero creo que sería más razonable si dejases que buscásemos juntos al culpable. O incluso que lo dejemos ir. No tiene sentido perseguir kimeras y tú no llevas la razón. Me arrastras y luego no cuentas con que soy yo quién ha de buscar la manera de sacarnos del hoyo juntos... y estoy derrotada... ¿no me ves? ¿No te das cuenta de que ya no puedo más? ¿De qué no tengo fuerzas para reconstruirte? ¿Para hacerte sentir que eres único y mágico y levantarte conmigo? Tienes que parar. Tienes que irte de vacaciones. Ya no te estoy pidiendo siquiera que te vuelvas de hielo. No funciona. Lo hemos intentado... sólo quiero no tener que llorar y reír y sentir que todo es inútil. Sólo quiero un poco de paz. Que mi mente deje de dar vueltas cada vez que a tí te da por saltar de felicidad. De esa, no de la otra. No te confundas.
Déjame vivir más despacio. Con pies de plomo. Sin miedo a que se me lleven otra vez el alma...
Vámonos de retiro. De la mano. Dónde quieras...
Pero vámonos.

 

jueves, 28 de febrero de 2013

Presencias



Mi vida está llena de ausencias. Un vacío que no se puede llenar. 

La separación. Se bien cómo os sentís. Como un agujero de bala. Algo que duele como una punzada, que quema, que no se va. Cómo si te hubieran arrancado el estómago. Es desgarrador. La cama vacía, el olor del ser querido, el sonido de su voz.

Un llanto incontrolado. La necesidad de una bocanada de aire. Sentir que casi no puedes respirar. El síndrome del miembro fantasma. Te han amputado una parte de ti que ya no está, pero que te sigue doliendo y cuando tratas de alcanzarla con las manos para aliviarte el dolor, te das cuenta de que simplemente, ya no está.

Nunca entenderé el mecanismo de una despedida. No sé si me he acostumbrado a ellas. Creo que no lo haré nunca.

Nunca entenderé si físicamente suponen algo real para el ser humano o si ese dolor y esa presión en la cabeza, están tan sólo en nuestra imaginación.

El beso a esa persona a la que amas con lágrimas en los ojos, no sabiendo cuándo volverás a hacerlo, reteniendo ese sabor de sus labios, esa textura suave de seda, esa saliva caliente que tanto placer y hormigueos te ha provocado.

El abrazo en el que rezas, aún siendo ateo, para que se pare el mundo. En el que casi no oyes aquello que te rodea, en el que sientes el latido del corazón del otro, sin ser consciente de ello.

Y entonces te separas, el aire comienza a correr entre ambos cuerpos, como quien corta los ligamentos… y lo último que se sueltan son las manos, las yemas de los dedos… y la punzada comienza.
No es lo mismo despedir a un amigo que a un amante. Los amigos, a pesar del llanto incontrolado, de las convulsiones nerviosas del pecho por falta de aire, son personas que volverás a ver. Que sabes que volverán a ti. Que sabes que siempre volverás a ellos. Familia que escoges para que se quede siempre contigo.

Cuando despides a un amante… es un torbellino. La incertidumbre, el miedo (tan poderoso y soberano del amor), la costumbre, el corazón que se para, la sangre que se hiela, los ojos que no ven en el mar de lágrimas, la angustia de la mañana al abrir los ojos y no verle… pero la noche… el peligro. El aferrarte con rabia a la almohada, las lágrimas amargas, más que nunca, el hipo incontrolado, el dolor de garganta, los ojos rojos… Y el frío… ese frío. Ese despertar de madrugada que se repite una o varias veces, con la mandíbula apretada, deseando que nada de esa ausencia sea real, ese miedo a abrir los ojos y al hacerlo, mirar el hueco vacío de la cama… y romper a llorar otra vez.

Dos amantes que se lloran al decirse adiós o hasta pronto, son dos amantes que se aman. 

El que llora cuando ama, es que ha amado plenamente. 

Y a pesar de lo amargo, del vacío, de ese abismo que se siente, como un ser hueco sin más órganos que piel y hueso, volvería a hacerlo.

Volvería a amar. Aunque luego venga esa ausencia a recordarme que sigo vivo y que todo lo vivido, fue real.

Corfú, Kerkyra, Greece

martes, 19 de febrero de 2013

Vosotros


Llevaba tiempo pensando en escribir esto pero creo que me faltaba el tiempo para entender que era real. Hoy hablando con Dani, supongo que lo he visto claro. Y digo Dani porque este post no sólo está dedicado a mis cukis napolitanos, si no que este post también se lo dedico a él, a aquella gente que he ido conociendo desde que empezó mi andadura internacional y también a esa experiencia que se llama erasmus.
Ross y Fabri ya no viven conmigo. Es un vacío que no consigo suplir, una ansiedad de saber que cuando vuelvo a casa no van a estar. Una necesidad de huir y de no estar dónde ellos tampoco... y es que, nos guste o no, eso es el erasmus.
Quizás no fuese tan maravilloso si durase para siempre, aunque queramos... pero tengo claro que vivir un erasmus o acompañar a la gente que lo vive, te da vida... y te enseña a amar en modos inimaginables. Sin medida... porque tiene un principio y un fin, aunque a las personas que conozcas en el camino vayas a amarlas toda la vida.
No me gustan los relojes. El tiempo que pasa monótono me oprime. Hace tiempo aprendí a vivir cada momento como si fuese el último... y a veces incluso perfeccioné la técnica de hacer que esos breves minutos u horas que parecen pasar tan rápido cuando eres feliz, fuesen tan lentos como cuando el tiempo es tedioso y solitario... y fui feliz, y lo soy, aunque la ausencia llegue, tarde o temprano.
Yo he aprendido a amar sin medida en estos años, a reconocer lugares, personas, estaciones... por el olor del aire, por el color del cielo, por la luz de la luna o por el cantar de un grillo.
Hace poco leí un estracto de José Saramago que decía: "El tiempo no es una cuerda que se pueda medir nudo a nudo. El tiempo es una superficie oblicua y ondulante que sólo la memoria es capaz de hacer que se mueva y aproxime".
Y no hago más que pensar que eso es tan cierto como aquello que dijo Tennessee Williams de que "El tiempo es la distancia más larga entre dos lugares"... porque a mi no me separan kilómetros de las personas a las que tanto amo, sólo horas. De avión, de coche o de andar a pie... y porque si depende de la memoria, en realidad es como si nunca nos hubiésemos separado.
Y aprendí a amar así porque no podría daros todo lo que significáis para mi en dosis pequeñas, cuando el tiempo físicamente juntos a veces es tan breve... tenía que encontrar la manera de reponerme al dolor y de seguir amándoos, a pesar de todo... Y creo que lo he conseguido.
Cierro los ojos y puedo verme a mí misma en aquella azotea griega, mirando las estrellas.
Cierro los ojos y veo a Tony entrando por la puerta de mi casa, y escucho su voz diciendo "holaaa", con ese acento pugliese.
Cierro los ojos y Giorgia está durmiendo conmigo (como hiciera Ross estos días con dos años de diferencia). Oigo su risa y escucho el tintineo de su pulsera.
Cierro los ojos y Pauline me enseña a preparar un quiché y sonríe.
Cierro los ojos y veo a Billy, aquel San Juan, doblando aquel papel con nuestros deseos y quemándolos en la hoguera improvisada de la barbacoa.
Cierro los ojos y Fabri me abraza, me dice: ehh lei y me da un beso en la frente.
Cierro los ojos y veo a Kelly escandalizarse porque digo "cables" en un sitio público griego.
Cierro los ojos y Luca compone mientras Marco y yo nos besamos a escondidas en el balcón de la cocina, con el sonido de aquel búho que siempre nos perseguía.
Cierro los ojos y veo a Elvi sentada en mi sofá por primera vez o a Alice preparando churros en mi cocina. A las dos cantando conmigo en el coro, mirándonos, con esa complicidad que nos hará recordar la letra de la canción.
Cierro los ojos y Xavi está sentado en el sillón, haciendo la broma absurda de la bicicleta en el oído, con la mirada perdida, preguntándose porqué su humor belga difiere tanto del castellano.
Cierro los ojos y veo a Amador, Kevin y Betsy sentados conmigo en aquella terraza de esa casa que fue mi refugio, con un frappé fresquito sobre la mesa blanca, empezando a reconocer los sonidos y los olores de un país extranjero.
Cierro los ojos y veo a Rossella, caminando conmigo por el Collao, a la 1 de la mañana, sonriendo, feliz, y yo...
Os veo a todos. Cada día.
Y aprendí a amar con pasión y a vivir intensamente porque me enseñásteis que a veces un recuerdo no es suficiente para el ser humano, que a veces se necesitan hechos, momentos tangibles... y me dísteis tantos...
Así que Dani, no sólo pienso estar para sujetarte, también estaré para recordarte que es muy fácil seguir juntos. Sólo hace falta recordar. Hace falta fe, confianza y polvo de hadas.
Y a veces podré parecer poco realista, impetuosa, loca, irreverente,  o nada correcta... pero es que en esta vida he aprendido que, para poder amar de verdad y recibir amor del bueno, hay que perder los papeles y la cabeza, hay que sentir. Para lo malo y para lo peor.
Y eso es vivir.

miércoles, 6 de febrero de 2013

Educación

¿Es la educación un derecho fundamental? Y lo sea o no, ¿qué pasa con aquellos que necesitan de los recursos económicos necesarios para desarrollar una carrera profesional que nos ayude a conseguir un buen trabajo en el futuro?
Este año me corresponde una beca del estado. He trabajado duro y he comenzado un nuevo año académico con el 100% de los créditos aprobados. Casi cada día consulto mi solicitud en la web del ministerio deseando ver un aprobado que no llega... No dejo de escuchar a gente con recursos, compañeros universitarios, que ya han recibido esa beca y que proclaman con orgullo que les han dado más que nunca. Sé que esa gente comulga con determinadas ramas sectarias religiosas así como con las medidas más extremas de un gobierno que, no seamos hipócritas, sabemos de qué pie cojea... y yo, políticamente activa desde que tengo uso de razón, tengo miedo. Sí, miedo. Qué triste en un país que solía ser ejemplo de libertades. Tengo miedo a firmar cualquier tipo de acto de rebeldía, cualquier propuesta de cambio de las miles que circulan por redes como Amnistía Internacional, Change org, Avaaz... porque en ellas se encuentran mi nombre, apellidos, DNI, dirección y correo electrónico. Tengo miedo a publicar en facebook cualquier noticia que difunda la palabra de que este gobierno nos está ninguneando y riéndose en nuestra cara... Y tengo miedo porque está llegando un punto en el que no sé si esas medidas a título personal que intento defender, podrían estar repercutiendo en mi futuro, en las posibilidades que tengo para terminar una carrera universitaria. Y no hay cosa más rastrera que tener que permanecer en silencio. Me duele, y tengo miedo... miedo de proclamar que mi ideales políticos son de izquierdas pero que amo mi tierra y amo lo que hago, con lo que me quiero ganar la vida para estar orgullosa de mí, para que mi familia se sienta orgullosa de mí. Y no veo el día de no tener que pedirle dinero a las personas que hacen posible que yo siga estudiando, que son mis padres y mi hermana. Y que ella, que es una maestra excepcional, no pueda dedicarse a aquello para lo cual ha nacido, gracias a las medidas de ese mismo gobierno que considera que en este país sobran profesores y facultades. ¿Qué tipo de broma es esta? Y escribiendo esto, tengo aún más miedo... pero no puedo no luchar y seguir en silencio.

lunes, 21 de enero de 2013

Del recuerdo

Recordar ese último beso en una estación de autobús, esa última mirada. Esos ojos verdes en los que al fin me veía reflejada. Que se volvían color oro con el sol y verde oscuro cuando se enfadaban.
Recordar ese último beso en el que quería desvanecerme, que paralizó mi mundo durante unas milésimas de segundo. Las mismas de la primera vez que te ví.
Recordarlo y sentir ese aleteo en el estómago y en el bajo vientre...
Beso...

sábado, 19 de enero de 2013

Y qué...

A veces pienso en dejarlo todo. Incluso de cantar.
Me puede la presión. El recuerdo de un beso en la confidencialidad de un pasillo oscuro. Tímidos testigos de un momento feliz, que recuerdo con una sonrisa, y convertido en un "no es lo que parece". ¿Qué fue? ¿El miedo? ¿Quién me hablaba? ¿El corazón? ¿Cómo decidió? ¿A cara o cruz?
Seguramente debí haber sido más lista. O más mala. Menos débil. Más herida.
A veces pienso en dejarlo todo.
Incluso de cantar.

viernes, 18 de enero de 2013

Hoy o no

Hoy me falta algo. ¿El aire?
Hay algo apoderándose de esta casa.
Creo que hoy me faltaba Criss. Me faltaba Iván. Hoy me faltaba una cerveza en la ruta 66.
Hoy me faltaba no pensar.
Caer. Cerrar los ojos.
Hoy me faltaba que no me agobiase. No proyectar.
Hoy me he dedicado a limpiar mi casa. Por dentro y por fuera.
Me faltaba un paseo.
Hoy ya no es hoy. Hoy ya es de otro. Mañana me pertenece a mí.

jueves, 17 de enero de 2013

Del no ser

Tú, que te escurres entre mis dedos. Como una lagartija. Que no te deseo más porque no debo. Que me dueles. Tú, que te vas. Yo, que me desespero.
**************
Entre la melancolía, el doler de no poderte amar. Que me hace feliz y a la vez me pone triste. Darte las gracias y saber que no voy a corresponderte y entre tanto, reconocer que mientras leo, pienso en él.

viernes, 11 de enero de 2013

I Don't Like Begging

Tú lo sabías bien. Conocías cada movimiento de mi cuerpo y su significado. Desde la "winning smile" hasta el momento en el que un no, significaba en realidad un sí.
Y después de haberme aprendido y de yo haberte aprendido a tí, vuelvo a empezar. A cometer los mismos errores. Un poco más sabia, pero un poco más débil.

¿Por qué lo sigo intentando? Creo que es una pregunta sin respuesta. La ironía es que contigo no me cansaba. Estaba llena de energía. Podía con todo... Me pregunto si toda esa energía que explotaba por mis poros cuando te conocí, es la misma que ha recargado mis pilas un año después... Pero, y entonces... ¿qué es lo que está mal? ¿Es quizás la pérdida de un ser querido un escape en mis baterías? ¿Será por eso que me siento tan pequeña e indefensa? ¿Cuándo volveré a la normalidad?

La peor parte no es que estés a 1654 km en dirección a los países germánicos.
La peor parte no es que no estés aquí para darme un abrazo y besarme de esa forma que me hacía olvidar el tiempo y el espacio.
La peor parte no es que recurra ahora a tí, cuando hace unos meses te convertiste en un extraño.
La peor parte no es que te haya dejado volver a mi vida tan fácilmente.

La peor parte es que me he encariñado de un desconocido. Es que son esos abrazos los que echo en falta. Es que he perdido antes de tenerlo, la sensación de complicidad, de encontrar a alguien con quien hablar, de otra forma, con otras palabras, de aquellas cosas que contigo, a lo mejor me resultaban más difíciles. Que era esa parte que me faltaba de ti. Que sólo se mide por las diferencias del idioma. Que no tiene nada que ver con la felicidad, porque como contigo, no era feliz con ningún otro.

Y es que ese desconocido no me conoce. No ve lo que tú veías en mi que me hacía ser tan especial. Y deseaba tanto que me dejara enseñárselo, que me he quedado a medio gas. Y ruego. Y me arrastro... pero tú no me dejabas hacer eso, porque sabes que entonces me partía, como un huevo tras un golpe seco.
Porque yo no espero a que tú me pidas amor. Porque lo daba incondicionalmente... y darlo, y ver cómo lo desprecian, cómo desprecian lo que soy, me parte por la mitad, porque no conozco otra forma de hacer las cosas.

Pensé que después de tí no podría haber nadie. Me equivoqué. Era posible.
Pero aún así...