Star memories

martes, 25 de octubre de 2011

Home

Ya tengo mi sitio. Mi lugar. No hay descarga. Esta tarde he aflojado un poco las contrapuertas.
Estoy un poco chof y a la vez no estoy chof para nada.
Una contradicción. Como siempre.
Sólo me falta internet en el VillaCuki Corfiota... Aunque VillaCuki esta vez, soy yo misma.

En noviembre vuelvo a casa. Ganas de Palencia aumentando.

domingo, 9 de octubre de 2011

En griego

Mañana es mi primera clase de griego. Qué pereza madrugar.
Al final Italia también me echaba de menos, y aunque me adapto, sigue la morriña.
Dentro de poco tendré casa, tendré mi sitio, tendré mi lugar... Y echaré de menos todo lo que tenía hasta ahora, aunque no fuese mío. Pero podré llorar.

No es que ese siga siendo mi objetivo principal, pero si me pongo a profundizar, reconozco que necesito hacerlo.
Casi no lo pienso. No me acuerdo tan a menudo... y en el fondo tengo ganas de llegar a casa en Navidad, de ver cómo van las cosas de mi gente.
Cómo dirían los Celtas Cortos, siento que algo echo en falta, no sé si será el amor...

miércoles, 5 de octubre de 2011

Corfú, Kerkyra, Greece

Un día más aquí.

A pesar de la necesidad que siento de desahogarme y de la esperanza puesta en unas lágrimas que podrían llegar pronto, creo que estoy decidiendo disfrutar mi momento.
No siento la misma "morriña" de Italia para conmigo como yo para con Italia. Puede que sólo sean cosas que a mí se me ocurren, pero empieza a darme igual. Puede ser parte de mi inseguridad. La que habita dentro de la cáscara que les dice a todos que estoy segura. Que soy segura.

Una chorrada, sí. Que te lean las cartas... ¿y qué? Todo irá bien. Y entonces por mi mente cruzaron las palabras de una amiga: "A Corfú se va llorando y te vienes llorando"... Y no significarían nada si no fuera porque eso ya lo había oído antes sobre Soria. Y yo no lo creía... Y al final, lloré.

Así que, ¿por qué no? No es como si estuviese completamente sola. No es como si no tuviese a quién acudir si me sintiese perdida. No es que no tenga a nadie que me de o demuestre su cariño.
Y soy medio brujilla. Y parece que los demás se dan cuenta, y me ruborizo. Pero me gusta. Me divierte...

Y no puedo decir, porque estaría mintiendo, que no recuerdo una sola noche en Corfú hasta el momento, en la que, al menos una vez en el día, no me haya reído a carcajadas.

lunes, 3 de octubre de 2011

Mi manchi l'Italia

Sin internet en un ferry era difícil actualizar mi blog. Menos mal que siempre tendremos el tradicional método del "Diario".
Esto fue lo que pasó:
28 de septiembre de 2011 a las 19:19
Desde un ferry camino de Corfú, mi destino erasmus.
No diré que no ha sido duro despedirme de la familia y los amigos, pero puedo asegurar que en Italia me he sentido como en casa.

Inicié mi viaje cogiendo un vuelo Valladolid-Milán el 17 de septiembre, y puedo decir que ha sido una de las mejores experiencias de mi vida. Obviando el hecho de lo caro que puede llegar a ser y salvaguardando que, haciendo cuentas, no he gastado tanto como se pensaba, Milán, con sus bordes milaneses, es uno de los lugares más fascinantes que te puedes echar a la cara.
Tengo claro que la companía hace mucho, y no hubiese podido haber comparación si Tony no me hubiese dado la mano en esa maravillosa aventura.
Porque cuando nos conocimos el año pasado en Soria, quedó claro para ambos que habíamos encontrado una nueva familia. Y los hechos y los sentimientos han ido de la mano.
Y después de dos VillaCukis, una compartida con él, Tony no hizo menos que buscarse otra allí en Milán. Y es maravilloso. Dorina, Angello, Tore, Fede, Jerry, Fabri, Irene, Alessia, Elena, Cristina, Iole, Elisa... han sido las luces que iluminaron el Milán que han visto mis ojos y los que han hecho que me llegue al alma.
Tengo que agradecerles el cariño, la voluntad, la alegría y lo que han compartido y hecho por mí: las cenas, el desfile, los "cafeses", la fiesta, las barbacoas, el recibimiento, el empeño por entenderme, por enseñarme... Os echo de menos. Y aunque es tarde (e inútil) arrepentirme, si volviera atrás, mi destino erasmus hubiese sido otro. No Milán, que es caro con alegría, pero sí Génova, que está justo al lado y os tendría lo suficientemente cerca como para seguir sintiéndome arropada.

Cuando la aventura milanesa llegó a su fin, pusimos rumbo al sur, donde todo es diferente y se tiñe de "azurro"

Donde me encontré con dos abuelas, una mamá y un papá. Que no eran míos, sino prestados, pero que no dejaban que notase la diferencia.
Mucho café, primas, primos, tías, tíos, vecinas, amigas... No he estado sola un momento. Creo que por eso, la idea precipitada de tener que ir a Grecia de un minuto a otro hacía que me rompiese en lágrimas. Aún tengo que procurar no pensarlo mucho porque temo que si empiezo, no podré parar.
He visto Presicce, Galipolli, ese pueblo con "fiera" del que no recuerdo nunca el nombre, y otros pocos más. Allí estaban mi "rossa" Sara, Francesca, Sabrina, Fania, Stefania, Antonietta... tan cariñosas que era imposible no quererlas. Nos ha faltado ir de fiesta, enseñarlas lo que es un verdadero botellón, darlas a probar el kalimotxo... Pero volveremos a encontrarnos, porque no hemos salido juntas por Lecce y eso es algo que no podemos permitir. Y lo haremos. Y me quedan tías por conocer. Y seguro que algún/a sobrin@... pero sobre todo ir a la playa, que no es justo que lloviera (aunque era necesario).
Y aunque no haya mucho que hacer en el pueblo, siempre podemos ir en coche hasta el de al lado y encontrar, cual buenas mariliendres, un local del todo gay. También os voy a echar de menos.
Ahora estoy en este ferry, rumbo a Corfú, sola, con una niña gitana sentada a menos de 20 centímetros que no me quita ojo ni a mi ni a lo que escribo (menos mal que no lo entiende porque no sé de dónde cazzo es), recordando las palabras de mamma Annarita diciéndome que no debo dejarme llevar por los ragazzi, que debiera haber estado en Génova, subiendo en "macchina" con Tony el sábado hasta Milán, y no rodeada de la familia de la niña y del resto de viajantes, todos de la misma etnia, sintiéndome como un mono de feria, observada por todos ellos, sin cascos para el móvil que reposan en Milán, con miedo a quedarme dormida y amanecer desvalijada, con un miedo atroz a marearme (porque estoy notando como desamarra el barco y la sensación es nauseabunda), recibiendo en mi nariz el olor desagradable de tres niños asalvajados que saltan como locos con sus pies descalzos y sin control de sus esfínteres, con gente que eructa como si el oxígeno de la sala fuese suyo... Desde luego que el principio de mi aventura en Corfú no es ni mucho menos lo que esperaba.
Invoco a quien haya que invocar porque la cosa mejore, a ver si es verdad que tengo una flor en el culo.
Y aventuro que todo esto no me parecería tan grave si no me hubiese enamorado de Italia en 2º de carrera y se haya confirmado en este viaje, pero desde luego que no cambio ese amor o el viaje que he hecho por nada del mundo.
Doce horas por delante.
Tony sabe que eso para mí no es nada porque podría dormirlas del tirón. El problema está en que no sé dormir como los piratas, y si tengo un ojo abierto, el otro, por solidaridad, no se a va a cerrar. 19:55

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Toda esa fue la aventura del viaje. Peor que los gitanos albaneses fue el griego de las proposiciones, decentes o no, que no quise arriesgarme a comprobar. No quiero recordar lo mucho que cuesta tragarse las lágrimas para que no te vean llorar. Estoy de okupa y espero tener pronto mi casa. Sé que en el momento en que lo haga, una vez que por fin esté sola en mi cuarto, lloraré toda la tensión, los nervios, la soledad y la alegría/pena que no he llorado.
Después de casi cinco días en Corfú, sigo luchando por no venirme abajo.

De momento, procuro tener la mente ocupada, pero siempre me dedico unos minutos para acordarme de Italia.