Star memories

martes, 30 de julio de 2013

Cosas que dan que pensar

Después de una mañana en la playa, he reflexionado.
He pasado la mañana en una zona rodeada de gente joven. Más jóvenes que yo. Grupos de chicos y chicas, con sus juegos, sus risas, sus conversaciones cotidianas... Yo iba en familia. Mis padres, mi hermana y meno meno...
Me he planteado qué diferencia había entre ellos y yo. A parte de la evidencia, que es que ellos viven en una zona costera. Me he planteado por qué yo no puedo tener un día como el de ellos, libre de preocupaciones, sobre todo ahora que me encuentro tan agobiada y frustrada. Por qué yo no puedo dedicar un día o un finde a subir al Norte con Criss, Ivi, mi hermana, mi prima... porque no es por falta de un grupo de amigos variopinto... Y entonces me he dado cuenta de que es porque vivo en una comunidad autónoma sin esperanza. Castilla y León está herida. No hay trabajo, no hay dinero, no hay salida, no hay esperanza.
No puedo irme con mis amigos casi ni a la piscina, por sus elevados precios, porque no tenemos recursos económicos que nos saquen de esta axfisiante vida.
Y eso frustra. Y deprime. Te ahoga.
Si no hay posibilidades, ¿qué nos queda?
Debo hacer algo. No soy capaz de sentarme aquí a mirar como nos hundimos.
No se puede estar más frustrada.
De aquí, desde el más profundo pozo de mierda, sólo me queda una salida, y esa es subir hacia arriba.

viernes, 26 de julio de 2013

VillaCuki 4.0

Ahora sí.
Gianluca está rumbo Italia y oficialmente puedo decir que se ha acabado el curso 2012/13... Oficialmente VillaCuki 4.0 pone un "to be continued" a un año cargado de sorpresas.

El shock sufrido al volver de un erasmus en un paraíso no fue plato de gusto. Llegué a Soria tarde, herida, triste y con mil historias que contar.
Los efectos de la gente del pasado calan hondo. Al menos en mí. Es bueno saber que otras personas que conocí y se convirtieron en mi familia, han hecho que otros pasen a ser parte de mi mundo de amor.
Creo que mi 2º año de carrera fue un punto y a parte en mi vida. Y eso se ha ido demostrando con el tiempo.
Gracias a Giorgia, Fabri y Ross aparecieron en mi vida como un viento fresco directo desde Nápoles.
Y ahí comenzó todo. Porque llenaron la casa de amor.
Y es que yo, aunque para algunas cosas sea independiente, para otras necesito de eso, de un vínculo. De una familia.
Sin vosotros, nada de lo ocurrido y ninguna de las personas maravillosas que han pasado por Soria, formaría ahora parte de mi vida.
Llegásteis y lo unindásteis todo. Aceptando mi locura y mi particular manera de ver la vida. Salimos esa primera noche y conocí a Alice, a Luca, a Antonio, a Alice V., a Alessio... Yo iba con pies de plomo. Recuerdo que no quería resultar demasiado efusiva y que tampoco tenía claro que ellos me caían bien. Venía de Grecia, de otro mundo, y no me sentía con fuerzas de coger cariño a nadie para volver a despedirme al final.
Hablé mucho con Ross esa noche. Se quedó conmigo en mi primer día de vuelta a Soria. Empezaba a ver las caras conocidas de los amigos que ya no reconocía como tales. Que me era difícil comprender cómo habíamos sido tanto y nos habíamos convertido en tan poco después de un año sin vernos.
Como Fabri y Ross eran "VIP" (guiño a los dramas erasmus y las fiestas a los que no todos quedan invitados), conocí a las sardas también, Flavia y Giulia. No sé qué primera impresión causé yo, porque estaba un poco perdida esa noche, pero yo seguía mirándoos a todos con recelo. Elvira y Xavi también estaban allí. Y Gabrielle. Y los alemanes (yo que venía de un año adorando cualquier cosa que tuviese que ver con el país germano).
Voy recogiendo retazos de recuerdos. Probablemente no los tengo todos. Pero llegó Little Italy. Había oído hablar de un tal Borja (que se sabía mi vida en verso y yo no tenía ni la más remota idea de su existencia) y lo conocí un poco más aquella noche (después del primer encuentro en medio de la calle, dónde yo tenía a un oso enorme colgado de un brazo; por el otro brazo del oso se encontraba Elvira, y el oso, era Fabri).
Allí conocí a Ioana y me reencontré con Carla. "Sólo" compartíamos la casualidad de que ambas fuésemos a Corfú de erasmus y que ella fue quién me recordó que de cada lugar, es necesario ver el sentido de hogar que nos aporta.
Lejanos quedan los comentarios que escuché sobre un coro, un tal Daniel y la gracia que me hizo, pues me gusta cantar, pero no sabía si como para dedicarle horas a ello.
Una noche, no sé cómo ni por qué, apareció Cristian. Recurriendo al coro otra vez, me hizo una prueba (casting Factor X), mientras me acompañaba a casa. Qué cosas más tontas.
Allí me presenté. Un ensayo de coro. María, que me dio miedo al principio, de primeras, como la típica hippie que te mira pensando "dónde va esta pija". Pero sólo fueron dos segundos porque al tercero, me dejó ver su luz. Soraya, que no callaba. Sara, que hablaba más bien poco y yo aferrada a Carla y Alice, que eran lo único que conocía.
Como Fabri era "el fisio" del equipo de volley, apareció en escena un personaje salido de no sé dónde. "Le gustas", me decían. Y yo me hacía la longuis. Más tarde se convertiría en Luis, mi hermano.
Y en una fiesta improvisada, intentando escaquearme de otra fiesta con la gente de clase, conocí a Juan. Un muchacho también de la familia corfiota, que me ha dado muchos dolores de cabeza y muchas alegrías.
Y llegó el momento de las despedidas. Odiosas. Y yo pensaba que me quedaba sola. Sin mi familia.
Se fueron yendo con cuenta gotas, y yo pensaba que no me quedaban más lágrimas. Porque se fueron Fabri y Ross y la casa se me hizo grande y la existencia vacía. Y fueron dos meses duros, mucho. Y fue más de una vez que volví a casa llorando. Fuese o no por los efectos del alcohol, pensando que cuando abriese la puerta de casa, ellos no iban a estar allí. Pero llegó Gianluca, y aunque las lágrimas seguían ahí, las sonrisas empezaron a multiplicarse, sacándome de la existencia triste en la que me había sumido. Y con él apareció también Marcelo, que casi llegó a convertirse en un sofá más del salón. Y volvió Javi de Finlandia. Y estaba Sergio, que me recordaba a Tony cada día. Y resultó que a clase llegaron también personas que merecía la pena conocer, como Bárbara, para recordarme que no todos en la carrera son imbéciles. Y quedaba Marjo, que era mi francesa especial con un corazón de oro.
Volví a ver a Dani grande, y no olvido la noche que me encontré con Mike y Alvarito y me eché a llorar, que me recordaron que no todo lo que viví en mi 2º año fue con gente baldía, que me recordaron dónde comenzó todo.

Resulta que este curso, con sus idas y venidas, ha sido mejor de lo que yo esperaba.
Comenzó como un capítulo de "Game of Thrones". Pensé que necesitaba alianzas para sobrevivir. Pero las alianzas llegaron a mí sin esperarlo. Aunque hayan sido siempre de gente de fuera, que me recuerda que formo parte de algo.

No pongo puntos finales, si no suspensivos.
Gracias a todos por este año.
Como siempre, se abrirá otro capítulo por delante y, como siempre, tengo miedo a lo que vendrá, a quién vendrá, a qué me espera y con quién. Miedo a no teneros, como me ha pasado todas las otras veces.
Voy con pies de plomo otra vez, con la intención de no querer a nadie nuevo como os quiero a vosotros, pero no puedo prometerlo porque siempre acabo haciendo lo mismo.
Pero una cosa es segura: no voy a olvidaros.
No olvidé ni remplacé a Pauline en 1º.
No olvidé ni remplacé a Tony, a Giorgia, a Valeria, a Claudia, a Fra, a Cukifra, a Stasio en 2º.
No olvidé ni remplacé a Kelly, a Nina, a Betsy, a Amador, a Kevin, a Marco, a Luca, a Brownie, a Billy, a Dimitris en 3º.
No os olvido ni os reemplazo a ninguno. Porque VillaCuki tiene siempre sitio para todos. Y porque un día reclamaré a mi ejército de cukis para conquistar el mundo y ponerle un poco de luz y color a la vida.

Alessio: mi pequeña lavadora. Ese skater de pelo rojo con unos abdominales de infarto. Me has dado muchas risas, a pesar de que no hayamos estado tanto tiempo juntos. Eres un chico muy especial y muy inteligente. Nos veremos porque me debes una colada :P

Alice V. e Ilaria: las inseparables. Alice esa hippie bohemia e Ilaria, de carácter fuerte. Con poco nos ha bastado para llegar a entendernos. No perdáis lo bueno que tenéis.

Gabrielle, otro testarudo pero con sentimientos. Espero que todo vaya genial y hayas por fin dominado tu temperamento.

Sergio, mi pugliese. Me trajiste todos los recuerdos bonitos de Italia y todas las ganas de criticar al norte por su acento y su manera de conjugar verbos. Le pusiste sal a la vida en Soria y aún te queda una fiesta o dos más conmigo para cuando vuelvas (y una mochila que te espera en mi casa).

Giulia, sardina. Fue al final, pero fue bonito. Tan silenciosa tú pero con la mirada tan expresiva. Sigo pensando en casarme contigo, aunque tengo miedo a engordar porque cocinas demasiado bien.

Ioana, rubia sí, pero tonta no. Hemos pasado muchos momentos inesperados. Sobre todo cosas duras. Pero eres una tía fuerte, aunque no insensible. La transilvana. Nos vemos en septiembre. Así que no me despido de tí.

Xavi, mi belga. Mi chico raro. Me has dado igual número de sonrisas que de veces se me ha puesto la cara rara con tus chistes de humor... ¿belga? Un corazón de oro. Un sinsentido para esta vida que tiene a veces demasiados significados. Largos paseos, conversaciones trascendentales... pero sobre todo la sensación de que, mientras estuvieses tú, no tenía por qué sentirme sola.

Antonio, mi francesito de ojos azules. Mi niño pequeño. Todos tus gestos, tus miradas, tus sonrisas, estaban cargadas de inocencia. Al menos las que a mí me has dejado ver. Me provocas ternura. Me quedo con tu escena en la cocina el día que te ibas, sorbiendo una pajita, haciéndome la demostración de para qué servía y cómo se utilizaba el regalo que entraba en los choco-crispies.

Marjo, mi pequeña Marjo. Te conocí llorando y te despediste de mí llorando. No te imaginaba como eres. Has sido una grata sorpresa al final. Vales mucho mi niña. Más de que lo que crees. En poco tiempo te has hecho un hueco en este ránkin de cukis. Nos volveremos a ver.

Flavia, mi gata. La que me dejó el acento sardo cuando hablo italiano. Al final, pero no menos importante, fuiste un salvavidas. Me diste apoyo, me diste amor, me diste tu tiempo y me hiciste formar parte de tu vida. Y eso es algo que no voy a olvidar. Y siempre te echo de menos.

Elvi, mi pequeña gran cantora. La serenidad. Eso te define. Las buenas palabras, el buen hacer y el alma tan blanca que tienes. Si estabas tú, se llenaba la estancia. No había más, aunque no dijeses nada, no hacía falta. La elegancia y saber estar. No sabes qué feliz soy por haberte conocido.

Borja, ese pequeño gran desconocido. Ahora puedo confersarte que tu presencia tendía a bloquearme. No venía yo muy fina ni muy segura ni con muchas defensas de Corfú. Venía tan vulnerable que no supe manejar nuestra relación hasta que casi llegaba el final de curso. Tio listo, pero sobre todo mucha lavia. Un Casanova, pero siempre serás nuestro Casanova de la capi. Espero que Soria te haya aportado tanto como a los que hemos vivido en ella tantos años. Y nos veremos en alguna conferencia, tenlo por seguro. 

María, marichocho... Aún nos queda un año. Sólo amor. Por tí no hay más que eso... Y eso es mucho. Porque no he dejado de quererte nunca. Y eso tenlo siempre presente. Porque eres transparente para mí y yo intento serlo para tí. Y no sé mentirte. A tí no. Y aún me queda mucho amor que darte.

Juan, juanito cagalito. ¡Qué guerra me has dado! ¡Y cuánto me has hecho quererte! Aunque me hayas insultado... porque primero me llamabas tonta y luego concretabas que era por dejarme invadir el territorio por cuatro pelagatas descerebradas.... Demasiado cariño me has cogido. A ver si el día de mañana me das trabajo, anda, que está la cosa muy mala :P Te tengo a dos pasos (de momento) y habrá que aprovechar esa ventaja. Unos cafeses ricos de los que nos gustan y las puerta de VillaCuki abiertas mientras este Imperio siga en pie.

Bárbara a.k.a Barbra manoenpolla. :) La cosa más bonita que ha llegado a Soria. Un soplo de aire fresco y la idea de que no estaba todo perdido con la gente de traducción. Creo que no había visto persona que mirase tanto por mí casi sin conocerme de nada y que fuese tan generosa de compartir tantas ideas, tantas cosas y tantas posibilidades conmigo sin pensar jamás en que yo era una competidora. Echaba esa de menos en una carrera en la que cuando empezamos 1º, alguien debió de gritar "¡maricón el último!"... Y desde entonces están todos corriendo.

Marcelo, mi bulldog. La muralla. Mi bocachancla favorito y, a pesar de todo, parte de mi vida. Y quien ha compartido su vida conmigo. Su familia y sus amigos. Y eso me hace sentir importante. Porque cuentas siempre conmigo y procuro hacer lo mismo. Y da igual lo que yo necesite o a qué hora lo necesite. Siempre estás rondando. Y lo que me rondarás, ¡moreno!

Dani... qué decirte. Eres la Guardia Real. El original. Con lo bueno y con lo malo, sabes que te quiero. Que tenemos nuestras diferencias y que a veces seríamos capaces de matarnos, pero eres tú quién durmió en la habitación de al lado llenando el vacio que se quedó en VillaCuki. Eras tú quién a las tantas de la madrugada comía guarrerías conmigo en la cama mientras cantábamos Jarcha. Eres el tío mejor alimentado de Soria y sigues adelgazando, ¡cabrón! Si tengo alguna herida en el alma tuya, es porque te quiero más de lo que piensas. Siempre voy a mirar por tí, no importa qué pase.

Carla. Mirada felina. Qué raras son las circunstancias entre dos personas que sólo tienen en común lo que tenemos tú y yo. Qué grandes pueden llegar a ser determinados sentimientos de amor por ciertos lugares que nos encadenan irremediablemente a otras personas. Tú por mí y yo por tí. Y ha sido pelea constante de caracteres muy parecidos. Pelea entre nosotras y pelea de nosotras contra el mundo. Al final hemos salido ganando. Y no importan las distancias. Sólo estás a dos horas de ryanair como mucho.

Luis, mi hermano. Guardia Real también. Nos hemos hecho daño, pero eso es lo que les pasa a los hermanos: ni contigo ni sin tí. Has sido una muleta, una mano firme a la que sujetarme, un apoyo incondicional. Una persona como tú no se encuentra todos los días. Si lloras, lloro. Y a pesar de todo, no puedo dejar de quererte. Y me duele cuando no estás o siento que no te encuentro. Espero que sigas ahí cuando vuelva, porque no creo que lo consiga sin tí.

Ali... mi Ceci... qué grande eres siendo tan pequeña. Qué corazón tan inmenso y cuánto le has enseñado a esta viejita de corazón cansado. Sonrisa en los labios... como yo. Lo bueno es que cuando yo no soy capaz de sonreír, estás tú. Y desde hace tiempo sabes que yo también voy a ser esa persona para tí. Nos debemos un desayuno continental junto al mar y una sesión de risoterapia de sólo chicas. Una noche de brujería. Gracias. Es lo único que puedo decirte que a lo mejor no te haya dicho con tanta frecuencia. Gracias por haber sabido luchar contra mi testarudez y no haber perdido la esperanza. Haces que vuelva a tener fe en mí misma y que recuerde que al final, siempre acabo encontrado el camino y la fuerza para seguir.

Luca, mi opuesto.  Eres todo lo que yo no tengo. Todo lo que yo no soy. Al final va a ser verdad eso de que los polos opuestos se atraen... Aunque tú no tienes pinta de sentirte atraído por los opuestos, así que siempre será una interrogante saber qué coños viste en mí. Espero que algún día me saques de la duda.
Te quiero, lo sabes, pero yo no sé cómo lo he hecho para quererte. Porque dices todas las cosas que no quiero escuchar y tienes todas las manías que yo odiaba tener y acabé superando y eres un cabezón de aupa, un insolente y un listillo que lo sabe todo y tienes los ojos verdes más bonitos y la sonrisa improvisada más dulce del mundo. Y te quiero. Y ya. Y te jodes. Porque te lo voy a decir muchas veces.

Ahora, los "coinquilinos":

Fabri... eh luiiii... no tengo palabras. Eras mi primera imagen en la mañana. Los últimos días en Soria aún seguía girándome en la cama a mirar desde mi puerta a la tuya por ver si estabas. Aún me faltan tus abrazos y verte en pijama por la casa. Un pijama que a medida que pasaban los días te quedaba más pequeño porque tú eras más grande. Aún me faltan tus besos y sentir cómo me protegías. Tus labios llenos de vino tintados de azul. Tus masajes cuando dormía mal y me levantaba con una tortículis. Aún hecho de menos oírte cantar "Femanna" desde tu oficina, con o sin ukulele. Te echo de menos a tí.

Ross... mi muñeca. Mi princesa. No he sido la misma desde que no salgo a pasear contigo y nuestros gorros peruanos. No he sido la misma desde que lloraba por las noches porque ya no estabas. No he sido la misma desde el día que volví a casa después de que te fueras y VillaCuki ya no oliese a tí. Y no me gusta quién soy ahora, me gustaba quién era cuando estabas tú. Eras mi hermana, mi compañera, mi media naranja, mi inseperable siamesa. Compañera de juegos, de lágrimas, de sonrisas, de críticas, de amor, de lucha... yo podía enfrentarme a todo un mundo siempre y cuando tú estuvieras justo a mi lado. Eres la persona mágica que necesitaba este año. Gracias por haberme dado luz.

Gianluca, mi burp... que hubiese sido de mí sin tí (aunque me hubiese podido ir peor, lo sé). Me has dado las gracias y aún no sé por qué. No creo que te merecieras menos de lo que te dí. Igual incluso merecías más. Sin ti no creo que hubiera sobrevivido, o sí... pero prefiero no saber cómo hubiese sido el resto del año si tú no hubieras aparecido en mi vida. Tengo demasiadas cosas en la cabeza como para complicarme menos la vida, lo sabes... De momento es algo que no sé evitar, pero te prometo que intetaré practicar. No te voy a olvidar. Te echo de menos, no hace falta que lo diga. Y sabes que Timón y Pumba, juntos hasta el fin del mundo.

Y con esto, sólo puedo decir:

CONTINUARÁ...

jueves, 25 de julio de 2013

Colapso

Dichosos colapsos... malditos sean. Llega ese momento de una o dos veces al año. Ese verme sin fuerzas. Esa sensación de no querer salir de la cama, de no poder ni con mi alma, no sostenerse en pie y caerse de culo una y otra vez, viendo el mundo pasar desde la posición sentada.
Tengo todos y ninguno de los motivos. Creo entender, en el batiburrillo de mi cabeza, que la culpa la tienen sobre todo las cosas no dichas. Esas cosas que no se sacan fuera y acaban llenando una mochila liviana con una cantidad insoportable de piedras.
Ganas de llorar constantes, sensación de que me estoy perdiendo algo y todo, no reírse de las bromas y no disfrutar, por ejemplo, de mi familia. Y cualquier cosita duele, y saltas. Y te enfadas, te enfurruñas... pero no luchas. Ni siquiera para salir. Te dejas tragar por las arenas movedizas, incluso sabiendo que eso no está bien.
Pierdes la fe, la confianza... y el polvo de hadas que te hacía volar.
Como si un niño, en alguna parte del mundo, hubiese gritado "¡¡no creo en las hadas!!". Y como si en vez de un niño, hubiese sido un colegio entero... y entonces yo necesito de una humanidad que aplauda, que reviva a Campanilla. Para que no muera. Para que no me muera.
Y en vez de aplausos oigo silencios.
Y siento la angustiosa necesidad de abrazar árboles, de caminar descalza, de abrazar piedras y de perderme, de hacer como si nunca hubiera existido. Como si no hubiera pasado nada. Ser la mota de polvo dentro de una flor... y esperar a que un elefante rosa oiga mis gritos de auxilio.
O grito más fuerte o empiezo a comer galletas hasta convertirme en una Alicia del tamaño de un Castillo.
Creo que debí haber tomado la pastilla azul.
"Querida Bea,
¿Dónde estás? ¿Por qué te has ido sin mí?
Nadie va a volver, Marco no te va a llamar esta semana ni te importa y esos conflictos no se van a solucionar solos.
¿Borrón y cuenta nueva?
Voy a tirar la casa por la ventana. ¿Van a ser así las cosas? ¿La culpa es sólo de una parte?"
Qué más da... ahora está oscuro, pero sabes que siempre acabas viendo la luz.
Necesito unas vacaciones... o mejor un trabajo que no me deje pensar.
Quiero ganar una batalla. Desaparecer.
Un, dos, tres... splash!