Star memories

jueves, 1 de diciembre de 2011

Cambios

Me pregunto dónde se ha quedado mi miniyo... Esa mini que era tan grande.
Dónde están mis fuerzas, mi ímpetu...
Hoy he ido a un casting... Para trabajar de camarera... Al entrar lo primero que he pensado al ver a las otras chicas es si buscaban una camarera o una modelo... Anyway, tras menos de tres minutos de entrevista (tres minutos, se dice pronto), después de haber estado casi media hora con mi hermana y un amigo nuestro (y con el resto de participantes), me han dicho lo siguiente: "Gracias por venir, pero no das el perfil"... Y ancha es Castilla... Y a mí me han hundido... Y se supone que el que me lo ha dicho es psicólogo... Y lo han tenido que suavizar dos personas que no han tocado un libro de psicología en su vida que se encontraban en la sala...

Y ha tenido que ser mi amigo el que me diga que necesito un cambio de imagen... Un cambio de look, de ropa, de aires... Y ha tenido que ser mi hermana la que me abra los ojos y se haya dado cuenta que no soy la que era... Que mi desparpajo, mi alegría, mis ansias... no están.
¿Y a dónde han ido os preguntaréis (si es que alguien me lee), se preguntará mi hermana, se preguntarán mis padres, mis amigos, el resto de mi familia... y yo misma? Pues no tengo ni la más remota idea.
No sé si serán los dramas griegos, si (citemos a Celtas Cortos) "siento que algo echo en falta, no sé si será el amor", si será el cambio de país, el estar allí y echar de menos esto, estar aquí y echar de menos aquello... O si serán mis excesos enérgicos en temas vanales y mundanos los que me dejan seca y vacía, como dice mi hermana... Porque dedico taaaanto tiempo cuando me gusta a alguien, y tanto esfuerzo en ser gustada de vuelta, que cuando me quiero dar cuenta, no queda nada de mí.
¿Y por qué lo hago? Porque no es la primera vez y me temo que no será la última... La respuesta es: no lo sé.

No sé qué me pasa, no sé a qué aspiro... No sé a qué espero. Si intento ser mala, alguien me recuerda que ser mala y egoísta está mal... Y yo en el fondo lo sé y en realidad nunca hago nada demasiado malo... No sé qué es la venganza... Si soy buena, porque ser buena es de tontos y me las acaban dando por todos lados... Y yo intento que no me cambien los golpes porque nadie debe tener el poder de hacerlo más que yo misma, pero ya no sé ni qué pensar, ni qué decir, ni mucho menos qué hacer.
Supongo que me encontraré en una parte del camino, que volveré a mi... Y cuando vuelva a mi, tendré que ir a Grecia y recuperar los trocitos que he dejado aquí en Palencia. Y cuando tenga que dejar Grecia, tendré que recuperar lo que me deje allí... Y luego a Soria y luego volver... Y no sé si el esfuerzo emocional de no querer atarme a tantos sitios y acabar haciéndolo porque así soy yo, es lo que consume mi energía o simplemente es que no tengo tanta energía como pensaba o, en el peor de los casos, que ya no hay energía para más.

Que Campanilla se quede sin polvo de hadas es una putada, porque así no hay dios que vuelva al País de Nunca Jamás.
He de comprobar mis particulares "Almacenes Navarro"... Puede que aún haya algún cartucho mágico para encender esta máquina y hacerla funcionar.
Hasta el infinito... Y más allá.

Por lo pronto creo que me cambio el pelo... Otra vez. Estoy harta (y a la vez no) de ser la chica tricolor... Y a las griegas les encanta mi pelo (y a mi, para qué engañarme) pero a lo mejor mis energías se encontraban como Sansón, en la fuerza de mi pelo negro... En mis melenas... Y a ver cómo le digo yo ahora a la peluquera que no quiero un corte, que lo que quiero es que me devuelva mis mechones.

No hay comentarios:

Publicar un comentario